lunes, 17 de diciembre de 2018

ACTO III: LA ALDEA



El telón continúa abajo, las luces van encendiéndose poco a poco. De detrás de éste se escucha la voz del sol –“¿Hola? ¿Hola? Ya es tarde ¿porqué continúan todos dormidos? ¿Hola? ¿Hay alguien despierto? ¿Hola?”- Comienza a subir el telón dejando ver basura por todos lados, tarros de cerveza botados, uno que otro cerdito y algún honguito tirado por ahí. El telón sigue subiendo y se ve que ya ha amanecido, efectivamente como el sol decía. –“¡Dios mío! ¡Qué desastre! ¿Hay alguien despierto? ¿Hola? Vaya fiesta la de ayer”- Un armadillo entra por el lado derecho barriendo, el sol le observa y le pregunta –“Buenos días, Sr. Armadillo ¿Sabe a qué hora terminó la parranda?”- El armadillo sigue barriendo ignorando al sol, sigue moviéndose barriendo hacia el lado izquierdo –“¿Hola? ¿Puede escucharme? ¿Sr. Armadillo? ¿Me escucha?”- él continúa ignorándolo –“¿Sr. Armadillo? ¿No piensa hacerme caso? ¡¿Sr. Armadillo?”- Mientras el sol sigue llamándolo, el barrendero continúa ignorándolo, solo que luego de unos momentos de terquedad, el armadillo se harta de tanta necedad y voltea a reclamarle –“¡¿Qué no ve lo mucho de trabajo que tengo?! ¿No me puede dejar trabajar el paz por un momento?”- -“Vaya, ningún aldeano me había respondido de esa manera”- -“Déjalo sol, es que nunca había tenido que limpiar tanto relajo”- Entra Germán sobándose la cabeza. –“¡Concejal Maul! ¡Qué gusto ver a alguien educado y conocido por esta zona de desastre!”- -“Como siempre, sol, el gusto es mío”- -“¿Qué sucedió anoche? ¿Porqué dejaron la aldea así?”- -“Tanta cerveza, tanto apasionamiento, todos perdieron la cabeza en un boom de emoción general… ojalá hubieras estado ahí para verlo”- El sol tuerce la boca con una positiva envidia; le pregunta al cerdo –“¿Y porqué usted es el único despierto?”- -“Yo solo tomé un tarro de cerveza y tuve que hacer algunas tareas”- -“¿Tareas? ¿Tareas en medio de la celebración?”- -“Parece que eran más importantes de lo que uno creería… Tuve que ir a la biblioteca municipal de infiltrado a buscar información sobre una habitación secreta que se haya en la casona de la alcaldía, pero no hallé nada… en general los libros que hay son sobre las enseñanzas del Rey Mago y los títulos de propiedad de nuestras casas y nada más… ¿De casualidad tú, que has vivido desde tiempos antes del tiempo, sabes algo sobre esa habitación secreta?”- -“¿Una habitación secreta? Mmm… Temo decirle, concejal, que debido a mi tamaño jamás he podido entrar a ninguna de las casas”- -“Te entiendo, sol”- -“Ehmmm… pero talvez si me describes que viste dentro de la habitación pueda referirte a alguna de las  conversaciones que he escuchado”- Ambos voltean a ver al armadillo, que casi sale de la escena por el lado izquierdo; él les ve, se enfada y se va, se pierde entre los arbustos a la orilla de la escena. Una vez que ya no está en cuadro, Germán le dice –“Dentro de la habitación no hay nada, es un medio círculo con muchas puertas imposibles de abrir, solo eso, yo entré por una puerta oculta detrás de un mueble de la sala del alcalde… Traté de abrir cada una de las puertas internas, pero ni una sola pude abrir… Escuché ruidos y escapé de ahí, al salir rodeé la casa para ver por fuera la pared de la sala, pero pareciera que las puertas no llevaban hacia ningún lugar, como si fueran decorativas meramente… sin embargo, si solo son decoración ¿porqué estarían ocultas detrás de un mueble que nadie se molestaría en mover”- -“¿Y tú cómo decidiste checar detrás de ese mueble específicamente”- -“Lo último que me dijo el Mago antes de partir fue que cuando Misfit regresara ella me requeriría para labores de reconocimiento, por lo que creció mi sentido de intuición con uno de sus hechizos locos del libro de los encantos”- -“¡El libro de los encantos! ¡Hace años que no oía a nadie mencionarle!”- -“¿Tienes alguna idea de qué son esas puertas, a dónde llevan y porqué el alcalde las mantiene ocultas?”- -“Mi estimado concejal, esa es una pregunta difícil de contestar, pero algo me dice que no es imposible de hacerlo… Creo conservar algún recuerdo clave para la respuesta a la interrogante, pero debo meditarlo bien, porque si lo que has dicho es entera realidad, algún peligro pudiese significar para nuestra emperatriz”- -“Piénsalo hoy sol, yo seguiré investigando y al atardecer nos vemos para comentar si alguno de los dos halló respuesta a lo que buscamos… Solo espero que no exponga a Misfit a alguna treta municipal mientras tanto”- -“¿Ahora a dónde irás?”- -“Buscaré una aspirina para mi dolor de cabeza… Esa cerveza sabía deliciosa, pero la resaca era algo que solo había conocido por libros que el Rey Mago nos hacía leer, nunca en carne propia”- -“Jajaja, ve, cúrate y nos vemos al atardecer… Prometo que me quedaré pensando”- Germán sigue su camino y sale de escena.
La escena se torna negra y una luz circular enfoca el arbusto por donde el armadillo salió, de ahí, de detrás, emerge éste. –“¿Una habitación secreta en la casa del alcalde? ¿De qué estaba hablando?”- Se quita su máscara de armadillo revelando que era Piggette quien les había estado espiando –“Ni yo sabía de esa habitación… ¿qué clase de secreto tiene el alcalde?”-  Pigette se hunde nuevamente tras el arbusto y la luz prende rápidamente.
Ahora en la escena muchos hongos y cerditos ya se encuentran limpiando el desorden de la fiesta, de un lado entra Sabine, por el otro Algercito, al verla, éste aclama –“¡Su majestad! ¡Buenos días! Esperaba verla pronto para decirle el itinerario para hoy”- -“Buenos días Alporsky ¿cómo dormiste?”- -“Honestamente no muy bien, pero es que tampoco había tomado una cerveza en mi vida”- Se soba la cabeza, sonríe y continúa –“Pero eso no importa ahora madame… lo que importa es que le diga porqué todo el pueblo se ha puesto a limpiar la aldea cuán rápido como puedan”- Sabine soba su cabeza y desenreda su cabello –“¿Porqué Alpy?”- -“¿Alpy? Me gusta ese apodo”- Se sonríen –“Pues la fase 2 del festejo es el desayuno”- dice Algercito y continúa –“El Rey Mago encomendó al consejo la organización de la fiesta, pero se dice que al Alcalde directamente le encargó la hechura del desayuno”- -“¿Porqué específicamente a él”- -“El Alcalde ama los desayunos”- -“¡He llegado y no veo la mesa puesta! ¡He llegado y no veo la mesa puesta!”- Reitera gritando una y otra vez el Alcalde mientras ingresa a escena en su trono con sus esclavos y Pigette muy cerca de él.
Los limpiadores se apresuran en su tarea, y del lado derecho entra el equipo de Mis´d-Fut con una larga mesa con un mantel cuadriculado blanco con rojo. Lo colocan frente a la estatua del Rey Mago, e inmediatamente entran otros puerquitos a acomodar las sillas para cada uno de los invitados al gran desayuno. Los esclavos acomodan al Alcalde en la parte central de la mesa, ponen un trono más pequeño a su lado, Pigette queda del otro lado del Alcalde; puerquitos meseros corren hacia Sabine y la jalan hacia el alcalde –“¿Qué? ¿Qué hacen? ¡Déjenme!”- Pero los jalantes le ignoran y la alejan de Algercito hasta casi a rastras llevarla al pequeño trono junto al Alcalde –“Buen día, mi lady emperatriz”- dice éste entre jadeos –“¿No está hambrienta por el desayuno? Yo siempre lo estoy”- Se limpia la baba que le escurre cada que menciona la palabra “desayuno” –“Buenos días señor Alcalde, no pensé verlo tan temprano después de tanto bailoteo de anoche”- -“Jaja, mis esclavos nunca se cansan de jalar mi trono, para ellos siempre es un placer, y moverlo de un lado al otro para ser la sensación de la fiesta debió de haber sido el más grande honor en sus carreras… Si un día decidiese, como yo, que caminar es la peor estafa de la naturaleza, con gusto le consigo algunos puerquitos para esclavizarles y le muevan su trono hacia donde usted desee… Créame, es la mejor decisión que un dirigente puede tomar… Y ahora que usted se prepara para ser la líder de la aldea, debe empezar a definir qué clase de líder será”- El Alcalde y Sabine platican mientras los meseros colocan platos, vasos, servilletas, traen el pan, jarras de jugo de naranja, jarras con café; ponen la mesa con una devoción como en ningún restaurante que recordemos. –“Aún no he decidido qué clase debería ser… incluso no he decidido si realmente seré dirigente de la aldea… aún no sé si me quedaré por un tiempo o me quedaré para siempre”- La sorpresa del Alcalde es real –“¿En serio? ¡Vaya, eso sí que es una noticia!”- Jala a Pigette para que oiga lo que dice –“Sí, aún no sé si me quede… llegué aquí y ha sido la más maravillosa aventura en la que me haya apuntado; pero he dejado a mi familia atrás, y pese a que son bastante fastidiosos, aún no sé si es sabio de mi parte abandonarlos para siempre”- -“Toda decisión que usted tome es la más sabia e inteligente que hayamos escuchado mi lady emperatriz ¿no es así Pigette?”- Pigette reitera la declaración de su jefe meneando la cabeza; Sabine les va conociendo y no confía en ellos, se levanta de su trono –“¡¿A dónde va?! ¿No se va a quedar a desayunar?”- Exclama alterado el Alcalde –“Voy a lavarme las manos, no sabía que el desayuno ya iba a estar y solo salí a saludar a Alpy”- -“Ohhh… disculpe mi exabrupto, cuando se trata del desayuno uno toma posturas inimaginables… ande, ande, vaya a lavarse sus manitas tan bonitas, Pigette y yo nos cercioraremos de que ningún mesero ingrato le escupa a sus alimentos”- -“Ehm… este… gracias”- Sabine se aleja de la mesa hacia donde Alpy había permanecido desde que el Alcalde interrumpió su plática, y se va con Sabine señalándole dónde podía lavar sus manos.
-“¿Has oído eso, Pigette? No sabe si planea quedarse”- -“Señor, hay algo que debo decirle y no había podido hacerlo”- -“¿Qué? ¿Es algo grande? ¿Es algo peligroso?”- -“En realidad es algo intrigante”- El Alcalde cambia su postura al colocarse su mano izquierda debajo de su axila, y su mano derecha acariciando su mentón, su gran mentón –“Dímelo Pigette, ¿qué es eso que tanto te intriga?”- -“Señor, esta mañana escuché al concejal Maul hablando con el sol”- -“¿Con el sol?”- El alcalde voltea a ver el sol y le ve distraído, pensando aún en lo que había hablado con Germán;  baja el tono de voz y habla misteriosamente –“Shhh… está distraído, pero si hablamos en voz baja es posible que no se dé cuenta que los estuviste fisgoneando”- -“¿Fisgoneando? Usted me mandó en una tarea de detective, soy su espía personal”- -“Detective, espía, fisgón… como lo quieras llamar, dime ¿qué escuchaste?”- -“La emperatriz le encomendó la tarea de reconocimiento de la aldea, el concejal parece haber sido embrujado por el Rey Mago con el poder de la intuición, pues estaba destinado a servirla a la emperatriz de esa manera, y lo que halló fue lo que a mí me intrigó, pues ni yo mismo sabía de la existencia de eso”- -“¿De eso? ¿Qué es eso, Pigette?”- -“Una habitación con puertas”- -“¿Una habitación con puertas?”- -“Escondida en su sala”- El gesto del alcalde cambia a sorpresa a la defensiva, comienza a jadear más y a alterarse, pero llegan las porristas, el equipo de Mis´d-fut y finalmente Sabine con todo el consejo. –“Hablamos más tarde”- dice entre dientes el Alcalde.
Rápidamente los invitados se sientan a la mesa mientras los meseros llegan con grandes cacerolas con alimentos que el alcalde mandó hacer. Abren las cacerolas, y el Alcalde exclama vociferante –“¡A comer se ha dicho!”- Sin esperar que nadie agarre sus cubiertos o si quiera oliera su desayuno, el alcalde se empina a devorar una de las cazuelas que habían colocado frente a él. Al resto de los comensales se les fue sirviendo el desayuno en su plato lenta y ordenadamente. El desayuno constaba de huevos revueltos con jamón, salchicha y queso, acompañados por fruta cortada y su respectivo jugo de naranja. Quienes van probando sus alimentos en efecto confirman el delicioso sabor del que quien seguía engullendo salvajemente había mencionado; pero la opinión que más le interesaba a los aldeanos era la de Sabine, quien justo antes de probar provoca las miradas de todos los asistentes para ver su reacción, y como era de esperarse es –“¡Wow! ¡Sí que está delicioso! Ahora comprendo porqué el alcalde ya ni nos voltea a ver”- El mencionado ni se inmuta, sigue devorando –“¿Porqué este huevo sabe tan delicioso y diferente?”- Trooper le responde –“Es que es huevo de Paraser, un ave gigantezca a la que cazamos en las temporadas de caza”- -“Cazan en temporada de caza…”- Germán y Maul sí entienden el pleonasmo que Sabine había enfatizado, se voltean a ver sonriendo, sabiendo qué acababa de suceder –“Sí, pero ahora no es temporada de caza, los paraser vuelan al norte a protegerse del calor”- continúa Trooper –“Los huevos los dejan los paraser en sus nidos durante todo el año y de ahí nos abastecemos los aldeanos para comer nuestros desayunos, la comida favorita del alcalde, y por lo tanto nuestra comida favorita también”- -“Es tan lindo y es tan sabio ¿no?”- Añade Eloy comentándole a Alvin. –“Pues es delicioso cómo queda y les entiendo porqué dan tantísima importancia a los desayunos”- dice Sabine, y Germán le menciona -“Es algo instituido por el alcalde, en realidad no está implícito que el desayuno deba ser el alimento predilecto para los aldeanos. Generalizarlo incluso lo vuelve un poco ofensivo”- -“Oh, no intentaba ofenderte Maul”- -“No lo decía por usted, su alteza”- Voltea a ver al Alcalde y éste finalmente saca la trompa del plato y le voltea a ver a él, enfadado.
Algercito añade el dato cultural –“El paraser es el ave emblemática de nuestra al…”- -“¿Terminando el desayuno ya sabe qué hará, mi lady emperatriz, o es parte de su indecisión con respecto a su estadía?”- Interrumpe el alcalde con la boca llena. Sabine ve a Algercito, apenada –“En realidad hoy sí pretendo quedarme, mi decisión la tomaré pronto pero no tan pronto”- -“Sabio…”- Lulú interrumpe al alcalde diciendo –“pero no tan sabio”- Todos la ven feo. El Alcalde prosigue –“Decía, sabio de su parte, señora, si me permite, si desea conocer a estos dichosos animales de los que usted habla, puedo hacer que Pigette traiga uno para su conocimiento”- Todos los presentes se sorprenden de la oferta –“Oh ¿No se los había mencionado? Conservo uno como mascota por si llegara una visita ajena a toda la cultura de la aldea”- -“Pero su naturaleza es volar hacia el norte, este clima es muy cálido para su plumaje”- -“Concejal Alporsky, Alpy, perdón, es así como lo ha renombrado nuestra reina ¿no es así? Concejal Alpy, usted tiene demasiada fe en los procesos de la naturaleza, pero vea nuestra intervención en esta y dígame, ¿de habernos mantenido al margen de la madre naturaleza podríamos tener este delicioso desayuno?”- -“Pero incluso la temporada de caza fue agendada de acuerdo a la temporada en la que más paraser hay, la caza es nuestra inclusión en el ciclo de vida de la aldea… tener un paraser de mascota interfiere con los ciclos”- -“Pues fíjate, tanto ha intervenido, que lo tengo desde hace años en un huerto a las orillas de la aldea, y mira cuánto ha cambiado los ciclos naturales a nuestro alrededor”- -“Nada… Nada ha cambiado… Todo sigue siendo como siempre”- Habla Britany –“Exacto princesa de belleza”- Germán le susurra a Sabine –“Hubo un carnaval de belleza hace algunos meses y Britapig ganó”- -“Oh”- El alcalde continúa –“Todo sigue perfectamente como siempre, de ser diferente no solo no hubiéramos podido gozar de este magnífico desayuno, sino la fiesta de anoche hubiera sido imposible de realizarse, ustedes, mis queridos aldeanos saben cómo son de exigentes con el cuidado del medio nuestros amigos enanos y nuestros amigos de la tribu m´bah, jamás hubieran aceptado venir a cumplir sus compromisos con el Rey Mago si algo malo estuviese afectando a la naturaleza”- Algercito y Germán no le creen en absoluto, saben que algo está mal –“Además menciono a la creatura como mi mascota, y no mi prisionera, puesto que mi paraser no es rehén en mi huerto, es parte de mi familia… Siempre feliz de estar en su granjita siendo cuidada por los mismos esclavos que me consienten y cuidan a mí”- A las porristas y al equipo de Mis´d-fut les emociona la noticia de un paraser mascota –“Veo que les ha sorprendido mi noticia ¿no es así? ¿quieren que les traiga el paraser para que le conozcan?”- -“¡Sí! ¡Sí lo queremos ver!”- exclama Trooper, y sigue –“¿No te gustaría acariciarlo Britapig?”- -“Claro que me encantaría, en las cacerías los vemos tan de lejos, nunca creí que se pudieran tener de mascota”- exclama ella; el alcalde añade –“Oh, pero no se pueden tener de mascotas, son silvestres, por eso las cazamos en temporada; ésta, en cambio, es especial, yo le llamo Zamora, la más lista de los paraser”- -“¡Wow! ¡Sí la queremos conocer!”- Exclama Trooper nuevamente –“¿O no muchachos?”- Su llamado entusiasma al equipo completo; no obstante le baja a éstas emociones añadiendo una muestra de respeto a la invitada, la emperatriz –“Bueno, queremos si nuestra reina nos permite querer… Si ella lo decide también”- Todos le voltean a ver para ver qué respuesta dará –“Pues, creo que sí está bien que traigan a Zamora para que le conozcamos”- -“¡Hecho! ¡Zamora vendrá a la aldea por primera vez para que nuestra jefa y señora emperatriz conozca a nuestra adoradas aves paraser!”- Exclama el Alcalde tras dar un zarpazo a la mesa. –“¡Pues entonces bien, si ya tenemos qué hacer al rato, y ya no queda comida en nuestras cazuelas deberíamos ir a nuestras casa para prepararnos para el encuentro ¿no?”- -“Señor, nosotros tenemos platos, no cazuelas, y creo ninguno ha terminado aún”- -“Eso es irrelevante Pigette, no podemos atrasar el evento más porque ni nuestra querida invitada sabe cuánto tiempo permanecerá en la aldea”- Todos se desconciertan al saber eso que antes ni el alcalde sabía, pero éste continúa –“El tiempo lo es todo en situaciones como ésta”- -“Pero creo que ni nuestra emperatriz ha terminado de comer aún”- añade Pigette temeroso –“¡¿No?! ¡¿No que le habían parecido deliciosos los huevos?!”- dice el gran cerdo comenzando a enfadarse –“No, señor Alcalde, pero no porque no me hayan gustado, simplemente como más lento”- -“¿Entonces coincide con el señor Pigette de que necesita de más horas para terminar su desayuno? ¿En serio quiere perder su valioso tiempo meneando su cubierto en un huevo que más que observarse necesita comerse?”- Sabine se incomoda un poco, pero amablemente dice –“Puedo comerlo llevándomelo en lo que recogen la mesa –“¡Perfecto! ¡Perfecto, perfecto, perfecto!”- pega un par de veces en la mesa por cada “perfecto” y continúa –“Que los meseros, esclavos y honguitos quiten la mesa y vayamos a prepararnos para conocer a nuestra espléndida Zamora; así que ¡Chop chop todos!”- Los meseros comienzan a jalar las sillas para obligar a los asistentes a levantarse. Sabine se levanta de su trono y alza con ella su plato con lo que le resta de huevo. Adela también jala su plato para que no se lo lleven los meseros, pero a ella sí se lo arrebatan; va a quejarse, pero Pigette se da cuenta y solo con la cabeza le advierte que no lo haga. No lo hace, se resigna. Rápidamente los meseros se llevan las sillas y los platos, y comienzan a quitar cada una de las cazuelas de la mesa, incluyendo el mantel. –“Bueno, mi lady, me retiro a preparar a Zamora, la pondré más chula y mansita de lo que nunca ha estado para que conozca a su raza en la mejor de las situaciones”- Dice el Alcalde diplomáticamente e inmediatamente después zapea a uno de sus esclavos para que emprendan la retirada. Cada asistente hace lo mismo poco a poco hasta quedar solo el Consejo y Sabine; y los meseros y honguitos que siguen limpiándolo todo, otra vez.
-“Eso está mal. ¡No puede haber un paraser en cautiverio!”- Exclama Algercito; Germán le responde –“Con tanta secrecía que el Alcalde está evidenciando honestamente no me sorprende… Pareciera que la presencia de Misfit le altera verdaderamente; nunca le había visto comportarse tan amable y… pues, loco”- -“¿Amable y loco? ¿Cómo?”- cuestiona Sabine, Lulú menciona –“El Alcalde ama los desayunos, pero nunca había puesto una mesa para los aldeanos, comía solo, dejando que talvez a veces solo Pigette se sentara a su lado. Los esclavos le abanican regularmente, y si alguien se acerca a la mesa le regaña y amenaza con cárcel”- -“Nunca se detiene a ver cómo está nadie, más bien vigila a quién puede castigar”- dice Germán; Algercito añade –“Y lo de los paraser se me hace extremadamente raro ¿cómo atrapó y mantuvo con vida a uno? En las temporadas de caza de alcanza a matar uno o dos y nos da de comer por meses; de cientos de paraser que aparecen, solo se pueden dos, pues son muy difíciles de atrapar; el Rey Mago incluso me dijo que su vida depende de su libertad… No sé qué clase de relación tuvo el alcalde con nuestro verdadero Rey Mago, pero hay más misterio del que podría pensarse”- -“Mi Lady Misfit…”- dice Germán a Sabine, pero ella le corrige finalmente –“Ya dejen de llamarme Mi Lady, Madame y todo eso… Llámenme Misfit o llámenme Sabine, ya me empezó a cansar tanta lambisconería, y más de su parte ¡Ustedes son mis amigos!”- Lulú se emociona al oír esto, Germán continúa –“Misfit, viniendo de otro mundo, otra realidad ¿tienes idea de qué puede ocultar el alcalde? ¿porqué está siendo como está? ¿A dónde van las puertas? ¿Cómo podría apresar a un ave inapresable?”- -“Lo de su comportamiento lo asumo a ese mesianismo que me han asignado… les juro que no sé ni entiendo porqué dicen que yo los creé… bueno, ya sé que el mago lo dijo, pero yo no conocí a ningún mago cerdo antes… pero me desvío: su comportamiento obvio se debe a que cree que tengo alguna clase de poder que le puede destituir, pero no lo tengo”- Lulú voltea al fondo y ve que el armadillo es de los personajes que habían estado limpiando el lugar –“¿Un armadillo?”- -“¿Qué dijiste Lulú?”- -“Hace mucho que no veía un armadillo, y uno estaba entre los aldeanos de limpieza del alcalde”- Todos voltean a ver, pero el armadillo ya se había ido. Germán dice  –“Qué raro, yo también lo vi en la mañana… y los armadillos no trabajan tanto…”- Sacude su cabeza y da pie con su manita a que Sabine continúe –“Oh, sí, decía, es obvio que su carácter se debe a que cree que yo lo puedo hacer caer, quitarle ese status que los aldeanos le dieron”- El armadillo asoma su cabeza de detrás de un arbusto –“¿Del paraser?”- pregunta Algercito, Sabine sigue –“De eso no sé… no tenía idea de la existencia de estos animales, ni siquiera tengo idea de cómo son, cómo lucen…”- -“¡Son muy grandes!”- exclama Lulú –“Magestuosos”- menciona Algercito, Sabine sigue –“Entonces no sabría cómo hizo eso ¿no existe algún personaje del que no me hayan hablado? Talvez recibió ayuda de alguien”- -“No puedo pensar en alguien capaz de atrapar y mantener vivo a un paraser”- menciona Germán, concluyendo diciendo –“¿Y de las puertas? ¿Se te ocurre de dónde salieron o a dónde pueden llevar? ¿Porqué no las pude abrir?”- Sabine alza las cejas y piensa si es correcto contarles la manera en la que llegó a la aldea, no sabe si es correcto o no, pero al pensarlo suficiente creyó que tenerles confianza ayudaría a que generaran verdadera confianza en ella, volverlos sus amigos como en el mundo real, y no solo la servidumbre que ellos habían dicho que habían crecido para ser –“De las puertas, pues…”- Nostromo la interrumpe tosiendo, sale de entre los árboles.
Inmediatamente Nostromo aparece, Algercito y Germán se pasan delante de Sabine para defenderle; Algercito exclama –“¡¿Quién es usted y dónde ha salido?!”- -“Usted no es un aldeano, nunca le habíamos visto por aquí”- dice enfurecido Germán. Nostromo sonríe pues le enternece su valentía. –“Calma muchachos, calma”- dice Sabine apartándolos del camino –“Es Nostromo, es un amigo, y es perfecto en el momento en el que llega, pues con él tiene que ver lo que les iba a contar”- -“Y es por eso que he llegado, Sabine”- dice Nostromo, Lulú menciona –“¿Sabine? Qué raro nombre”- -“¿Qué pasa Nostromo?”- pregunta Sabine, Nostromo responde –“Esas puertas que tu amiguito encontró deben permanecer cerradas, por algo están ocultas como están ocultas”- -“¿No es una conspiración del Alcalde?”- dice Germán en un tono medio infantil –“No, pequeño Maul, no es una conspiración”- -“¡Sabe mi nombre!”- -“Sabe el de todos, es un tanto creepy”- dice Sabine; Nostromo sigue –“No puedo decirles más, solo les digo que no indaguen más; no metan las narices donde no deben de buscar; créanme, se los digo de una manera amistosa y más que nada por su bienestar. Esas puertas están cerradas y están ocultas por la seguridad de todos ustedes. No quieren saber qué pueden encontrar más allá de lo que pueden comprender”- Todos quedan boquiabierta –“Acabas de intrigarme más”- dice Sabine. –“No, Sabine, ni se te ocurra ponerte de rebelde contra mis palabras… Tuviste suerte al rebelarte contra tu madre, contra mis advertencias no habrá nada que te lleve a paraísos idílicos; no pienso reiterarte mi advertencia, niña”- -“¡¿Niña?! ¡Trate con más respeto a nuestra emperatriz! ¡Eh!”- le regaña Algercito, dando solo risa a Nostromo –“Pues, mejor preparen a su reina para la llegada de ese espécimen del que le han estado hablando, el paraser doméstico que tanta conmoción les causa”- -“También es tu reina”- le dice Algercito entrecerrando los ojos –“¿No lo escuchan? Ya llega”- Sabine y el concejo voltean hacia la derecha, que es de donde se escucha venir el sonido del paraser, estridentes graznidos reverberantes. Nostromo da un paso para atrás, surge neblina de fuera de la escena y se pierde en esta sin que los otros se den cuenta de su salida.
Del lado derecho aparece el equipo de mis´d-fut, las porristas y los esclavos jalando una gran caja, al lado viene el alcalde en su trono, igualmente jalado por otro grupo de esclavos. Todos gritan “duro, duro”, y al alcalde va guiando sus movimientos con un aire de grandeza y altanería al que todos estaban acostumbrados. –“¿ahí esta…?”- exclama Sabine al ver el tamaño de la caja; Algercito responde –“Imagino q sí…”- -“Así es mi lady, ante usted tiene al único paraser domesticado que la aldea haya visto. No sé si alguien más en algún otro lugar del universo ha logrado domesticarle, pero al menos Zamora es evidencia tangible que yo lo he hecho”- dice el Alcalde orgulloso de sus proezas. German menciona –“Pero ¿cómo lo atrapó y domesticó si nunca se levanta de su trono?”- Pigette sanciona –“Más cuidado con su tono, concejal”- -“¡Es enorme!”- se dice Lulú. –“Y más enorme será su sorpresa al ver a la gran Zamora fuera de la caja, señorita concejala Lupig”- dice el Alcalde, continuando –“¡Esclavos! ¡Aldeanos! ¡Liberen a la bestia!”- Los tirantes jalan las cuatro paredes de la caja y de ésta emerge imponentemente Zamora, el ave paraser domesticada; el gran pájaro mide el doble del más alto de los aldeanos, destaca en colores azules, aquas, violetas y rosados metalizados,  tiene decenas de pies, en su plumaje toraxico se ven ojos pasibles, tiene una cola similar a la de un pavorreal, pero pequeña comparada con el total de su cuerpo, su cuello es largo y emplumado, la impresión en las plumas de sus alas parecieran extraños dedos azul con morado, su cabeza con un plumaje moderado deja salir de la parte superior tres largas extenciones de color naranja, y su semblante se ve amistoso, pero sometido. Grazna. No se puede mover mucho pues le traen encadenada. –“¡Contemplen a Zamora, la más bella de los paraser!”- Grita el Alcalde –“En efecto, es hermosa”- menciona Algercito, Germán insiste –“Pero ¿cómo logró atraparla?”- -“Es que no le he atrapado, el Mago siempre me dijo que yo estaba tocado por los dioses, que era el líder elegido naturalmente, y como cualquier animal, la nobleza nata de estos le hizo venir sumisamente hacia mí, mostró pleitesía y se declaró mía, porque sabía que sería el símbolo de mi superioridad divina…”- Los aldeanos le ven endiosadamente, todos creen en sus palabras, él sigue –“Es por eso, mi lady, que su llegada me ha causado tanta sorpresa y desestabilización, si fui elegido por las leyes de naturaleza para guiar a mi aldea ¿qué sentido tendría la llegada de una mesías inesperada?”- Germán y Algercito se van dando cuenta de las intenciones del Alcalde –“Yo no soy su mesías, yo llegué aquí por causas desconocidas, y han sido ustedes los que me han dicho su reina, ustedes son los que me han contado las historias del mago y toda la mitología de su aldea; obvio no rechazaré que un pueblo me adore como ustedes lo hacen, mucha falta me hacía, pues de donde vengo como que a nadie le interesaba como a ustedes… pero lo de mesías es demasiado para mí… Veo a su ave, y no se me ocurriría una manera para atraparle, es increíble, si dice que el mago le nombró el líder de la aldea no tengo objeción con que lo sea”- Dice Sabine, dejando una macabra sonrisa en la cara del alcalde –“Eso es lo que quería que dijera, mi lady… que en su magnánima inteligencia, comprendiera lo inevitable, que yo soy el líder pre-asignado, y usted solo es una intrusa de ninguna parte, una falsa mesías”- -“¡Hey! ¡Más respeto a nuestra emperatriz!”- exclama Algercito bastante enojado, Sabine le toma del hombro y sigue –“No, una falsa mesías sería una persona que dice ser una mesías y no lo es. Yo nunca dije que lo fuera, yo nunca dije que fuera su líder, tú eres el que lo dice cada cinco palabras”- Ahora el que se enoja es Pigette, quien apunta su dedo contra Sabine –“¡Más respeto! ¡Falsa mesías!”- Mientras se van haciendo de palabras Zamora empieza a agitarse más y más, jalando las cadenas de los esclavos –“Yo llegué aquí de maneras inexplicables… Parece ser que quien hay sido su muy mencionado Rey Mago les habló de mi llegada, como si estuviera escrita, pero yo no tenía idea que llegaría aquí… ni siquiera sabía a dónde llegaría, estaba enojada, estaba escapando, y de una u otra manera llegué a este lugar. Yo no soy una mesías, no soy una emperatriz… Me dejé querer, claro; me dejé aplaudir, por supuesto; pero jamás sería lo que usted quiere ser… Vea cómo tiene a los aldeanos, mire todo el respeto que le tienen, ¡eso no es respeto! ¡Eso es miedo! ¡Les gobierna por medio del miedo y la amenaza!”- -“Cierra tu maldita boca inmigrante indeseable”- Dice el alcalde mostrando sus colmillos –“¡No! ¡Yo no te tengo miedo! ¡A mí no me puedes amenazar! ¡Yo no tengo nada que perder!”- -“Nos tiene a nosotros, mi lady”- dice asustada Lulú; Sabine le corrige –“No, ustedes tampoco tienen nada que temer. Mírense, si yo los tengo a ustedes ¿porqué no ustedes cuentan con ustedes? Conociéndoles el tiempo que tengo conociéndoles… sí, en tan solo unas horas me he dado cuenta de su capacidad, de su organización… Ustedes no necesitan un alcalde que les someta, ustedes son un pueblo capaz, autosustentable… Otros pueblos vienen a ofrecer fiestas y manjares según sus tradiciones, ustedes no necesitan de este supuesto líder y sus amenazas… Apuesto a que incluso fueron ustedes mismos los que atraparon a Zamora y le han mantenido cautiva”- -“No, mi lady, nosotros no sabíamos de la existencia de Zamora”- dice sorprendido Algercito; Sabine añade –“No ustedes Alpy, ellos”- señala a los esclavos, quienes sueltan un poco más las cadenas de Zamora e inmediatamente vuelven a meter presión; el ave cada vez se aloca más –“¿No lo ven? ¿No ven lo que han hecho en estos días por mí? ¿No ven lo que han hecho todos estos años por él? Ustedes pueden hacer lo que sea”- -“Cierra la boca, niña entrometida”- Pareciera que los colmillos le crecen cada instante más mientras Sabine defiende a los esclavos –“Díganos entonces ¿cómo atrapó a Zamora?”- Grazna y grazna, el Alcalde tartamudea explicaciones no premeditadas, no dice nada; Pigette trata de salvarlo –“Yo mismo estuve ahí cuando el Alcalde atrapó a ese estúpido paraser, fue tan épico, tan trascendental”- -“¡¿Y quién más estuvo ahí cuando eso sucedió?!”- Exclama Mariana desde el fondo de la escena, a un costado de donde los esclavos tratan de calmar a Zamora; Alvin se une –“¡Sí! ¡Queremos saber cómo fue que atrapó al paraser y nadie se había enterado de eso!”- El valor de los segundos al mando tanto del grupo de jugadores, como el de porristas, hace que el resto de los equipos volteen a ver a los capitanes; Eloy le pregunta a Trooper –“Troopig ¿tú sabes algo de cómo el alcalde atrapó al paraser?”- Trooper lo piensa dos veces antes de contestar, sabe que se unirá a esta creciente rebelión en contra del alcalde, y sabe que talvez no haya marcha atrás en sus acciones, sabe que la aldea podría cambiar esta tarde, y nada más quedaría de lo que es ahora. Britany retoma la cuestión de Eloy –“¿Sabes la verdad sobre todo esto, Troopig?”- Traga saliva y dice –“No, Brit, no Eloy, no sé cómo el alcalde atrapó a Zamora, y por más que lo pienso no se me ocurre cómo podría haberlo conseguido…”- Deja de ver a sus cuestionantes y ahora se dirige al alcalde –“Queremos respuestas, alcalde ¡¿Cómo atrapó a Zamora?!”- -“¡Que ya se los he dicho, aldeanos malagradecidos, dejen ya de molestar a su líder, que por esta trifulca, el alcalde terminará volviéndose alcaide y la aldea se volverá una jaula masiva no para paraser salvajes, sino de pueblerinos malagradecidos!”- Dice entre rabietas Pigette, el Alcalde no deja de balbucear, no sabe cómo solucionar esta pequeña rebelión. Germán está sorprendido de todo lo que sucede, le causa hasta emoción el hecho de que Pigette estuviera arrinconado en defensa no de su jefe, sino de su amo, el concejal le dice –“Creo que te han dejado solo Pigette, serviste al líder equivocado”- Uno de los esclavos sale volando por un golpe que Zamora le da una de sus alas. Otro esclavo clama –“¡Ayúdenos! ¡Ya no podemos contenerle!”- El equipo de Mis´d-fut corre a ayudarle, pero justo al llegar a las cadenas, Sabine exclama –“¡No!”- Todos, hasta el alcalde y el consejo se sorprenden; Alvin le responde –“¡Señora! ¡Debemos ayudarles! ¡Ellos no pueden solos para contener al ave!”- -“No, no les ayuden, no es necesario”- Otro esclavo sale volando con otro aletazo. –“No es necesario ayudarlos porque no es posible que Zamora sea sometido de esa manera”- -“¡¿Qué?!”- exclama Pigette –“¡Liberen al ave!”- Agercito y Germán se llenan de emoción al ver a la que deciden llamar líder actuar como tal; los esclavos no sueltan las cadenas –“¡Libérenla!”- -“¡No! ¡Es mi ave! ¡No tienen ningún derecho!”- finalmente regresa el habla al alcalde. Los esclavos no saben qué hacer; los equipos tampoco; Alvin dice –“Creo que tiene razón”- -“Basta muchachos, tiene razón”- Le sigue Trooper. El Alcalde sigue gritando, pero pese a esto, los esclavos se dan cuenta de a quién deben escuchar –“Libérenle y libérense”- dice Sabine demostrando que talvez el mago siempre tuvo la razón.
Un esclavo es enfocado con una luz externa y dice –“La reina tiene razón, el ave debe ser liberada. Nosotros merecemos ser liberados”- Los otros esclavos se sorprenden con la osadía del esclavo y le ven atónitos. –“Soltemos a Zamora”- El alcalde da un último grito chillido de negativa, pero los esclavos ya no le hacen caso. Zamora parece darse cuenta de qué acababa de suceder; hasta el sol voltea a ver este momento tan importante; ahora los esclavos eran libres. Sueltan las cadenas y el paraser deja de agitarse como lo había venido haciendo, estira sus alas ampliamente demostrando la majestuosidad de la libertad; no vuela, no escapa, es libre, decide agradecer con esa muestra de grandeza; todos le observan sorprendidos.
El momento magnífico es interrumpido solo por el chillido infantil del alcalde, quien exclama entre lágrimas –“¡Mi ave! ¡Mi ave! ¡Maldita niña! ¡Maldita inmigrante! ¡Intrusa! ¡Todo era mío y tú me lo arrebataste!”- -“No, nada era tuyo, siempre se pertenecieron. Solo lo reafirman”- -“¡Basta, serpiente! ¡Esclavos! ¡No tolero más esto! ¡Arréstenla y necesito ir a mi casa a descansar!”- Nadie hace nada de lo que dice –“¡Arréstenla, he dicho! ¡Obedezcan! ¡Soy su líder! ¡Háganme caso!”- Nadie le obedece –“¡Pigette! ¡Házlo tú! ¡Arréstalos a todos!”- Por la gran gesticulación del alcalde Lulú se asusta un poco, toma a Sabine de la mano y ya no teme más –“¡Pigette, te estoy hablando!”- Pigette baja la cabeza y triste dice –“Lo siento señor, ya no puedo trabajar para usted”- Pigette se separa de su lado y se para a la par del consejo y los esclavos. Todos le rodean, y éste, angustiado exclama –“¡Cobardes! ¡Traidores! ¡Todo el tiempo supe que me traicionarían! ¡No crié cerdos, crié cuervos! ¡Ratas! ¡Escorias! ¡Basura!”- Nadie hace nada; incluso Zamora le ve, ya libre, con las alas bajas y relajadas –“¡Es suficiente! ¡Arrástrenme a mi casa, no quiero saber nada de ninguno de ustedes!”- Nadie le sigue, nadie le obedece. El Alcalde grita un chillido porcino, trata de moverse él solo, pero no puede, es demasiado gordo y grande para mover su trono por sí mismo; se mueve, se menea, se desespera, se agarra de la estatua del Rey Mago, trata de jalarse con ésta, pero lo único que logra es voltear su trono móvil y tirar la estatua, todos se ríen de él. El caído llora en el suelo con desesperación, todos vuelven a reír.
Zamora se abre paso entre los esclavos y se dirige hacia Sabine, y al llegar a ella baja la cabeza para dejarse acariciar por su liberadora; la emperatriz le sonríe y le dice –“No, gracias a ti… ¿sabes? Siempre quise liberar a algún pueblo oprimido de algún tirano sin cerebro”- Zamora le sonríe. –“¿Puedes entenderle?”- Dice Lulú sorprendida; Sabine le responde –“Mmm… Podría decirse”- Le sonríe ahora a quien antes no quería en su otra realidad. –“¿Entonces has decidido quedarte? ¿Serás ahora tú nuestra alcalde?”- dice Algercito esperanzado, pero su pregunta lo primero que provoca es un berrinche del alcalde original aún más forzado. –“No, no seré su alcalde, ni su reina, ni su emperatriz, ustedes no necesitan autoridades para guiar a su pueblo sabiamente, la aldea en sí ya es sabia, y me ha encantado ser parte de toda esta celebración y todos estos eventos que se han hecho en mi nombre, que, aunque no soy esa mesías que querían que fuera, me la pasé de lo lindo, como nunca antes, en ningún otro lugar”- -“¿Pero cómo no serías nuestra mesías si nos has liberado?”- dice un esclavo, y Germán añade –“Era lo que debía de suceder. Un verdadero líder no se impone, se lo gana; en realidad eres la emperatriz creadora de la que nos habló el Rey Mago, y lo niegues como lo niegues, estás haciendo justamente lo que el Rey Mago predijo que harías. Libertad, eso es el regalo más grande que nuestra aldea pudiese recibir”- -“Este… ehm… yo quiero disculparme si en las primeras impresiones pude haberle faltado al respecto, mi lady”- dice arrepentido y temeroso Pigette –“Es Misfit, Pigette, no Mi Lady, pero no te preocupes, no hay nada porqué disculparse, sé libre tú también”- dice Sabine instantes antes de darle un fuerte apretón de manos al antes patiño del alcalde. Algercito dice apuntando al alcalde chillón –“¿Y con éste qué haremos?”- -“lo que ustedes decidan, arréstenlo, exílienlo, lo que quieran”- Vuelve a berrear –“¿Pero qué harás si no quieres quedarte a reemplazarle?”- cuestiona Germán, ella le responde –“Mis planes son inexactos, solo sé lo próximo que haré, eso sí seguro”- -“¿Y qué es lo próximo que harás?”- -Sonriendo dice –“Si me permiten, dormiré esta noche en la aldea, y pasaré la noche pensando exactamente qué es lo que mis caminos deparan para mí ¿me dejan pasar una noche más en su aldea?”- Todos, menos el alcalde, exclaman con entusiasmo y júbilo –“¡Sí!”- Zamora se contagia de la felicidad de los aldeanos y empieza a extender sus alas, Lulú exclama –“¡Miren, qué bonito!”- La gran danza paraser sucede, Zamora gira con las alas abiertas, feliz por su libertad, feliz por la libertad de los aldeanos; Alvin exclama –“¡Es la danza paraser! ¡Sólo el Rey Mago la había visto suceder, hay pergaminos que hablan sobre ella!”- Zamora se pasea por toda la escena, y todos le van abriendo paso, todos se emocionan del increíble momento, cada que Zamora grazna el cielo se ilumina de miles de colores; finalmente, Zamora sale de la escena, mientras todos le aplauden.
Los ex esclavos levantan al alcalde mientras éste les grita –“¡Ingratos! ¡Malditos! ¡Suéltenme! ¡Libérenme ahora a mí! ¡Hipócritas! ¡No!”- Y lo sacan sobre su trono de escena también. Poco a poco los equipos también salen de cuadro, y la luz, por el atardecer se va enrojeciendo hacia tonos muy bellos púrpuras, que de un momento se tornarán la noche una vez más, el sol va bajando mientras bosteza, como lo hiciera cada atardecer. Mientras esto sucede, el consejo queda solo nuevamente en escena. Lulú voltea a ver la estatua del Mago y dice –“La estatua se ha caído”- -“Pronto levantaremos una nueva, Lupig, no te preocupes”- dice optimista Algercito –“Y sí, tú también puedes retirarte”- Lulú sale corriendo. –“Yo también me marcho, estoy exhausto; muchas gracias por todo Misfit, en verdad eres lo mejor que le ha sucedido a la aldea”- dice más que agradecido Algercito a Sabine, extiende su mano, pero ella le jala y le abraza –“Gracias a ti, Alpy, te quiero mucho, has hecho de mi estadía la mejor experiencia que haya vivido”- Algercito se sonroja y se va tímidamente de la escena.
Nuevamente quedan solo en cuadro Sabine y Germán, él la ve sin decirle nada, ella toma la iniciativa –“¿Tú también quieres un abrazo, muchachón?”- Abre los brazos, cierra los ojos sonriendo, pero Germán no va hacia ella; al contrario, alza una ceja y pone las manos en la cintura; Sabine se sorprende –“¿Qué pasa? ¿A ti no te hizo feliz este emotivo momento?”- Habla chiqueado y tanto burlón y sigue –“¿O alguien tan rudo como tú no da abrazos?”- -“Basta de basura, Misfit”- -“¿Qué? Ya me estás hablando como el Germán original”- -“No sé quién demonios sea ese Germán original, yo me llamo Maul, y no, no soy tan rudo para abrazos, ni me enoja este emotivo momento”- -“¿Entonces qué pasa? ¿Porqué pones esa cara de enojado?”- -“No estoy enojado, pero a mí no me haces tonto”- -“¿Qué? ¿De qué hablas?”- -“¿Qué? ¿De qué hablas?”- Germán le arremeda con voz fofa y luego regresa a su tono original –“Uno, me estoy atreviendo a hablarte así, pues tú insististe en que te tuteáramos y te llamáramos Misfit, así que si realmente eres omnipotente y tienes más poderes de los que has demostrado, espero no los apliques sobre mí”- -“No los tengo”- -“Bien, eso espero. Dos, ¿creíste que podrías hacer tontos a todos los aldeanos por completo?”- -“No hice tonto a nadie”- -“¿No? ¿En serio, no?”- -“No”- -“¿Y eso de pasar la noche para reflexionar?”- -“¿De qué hablas?”- -“Tú supiste cuál era el siguiente paso de tu aventura desde que nos vimos esta mañana, y como viste todo lo que tu decisión podía provocar decidiste esperar hasta caer la noche, pues sabías que ni el sol mismo podría detenerte a esa hora”- -“¿El sol? ¿De qué hablas?”- -“De las puertas secretas”- -“¿Quee? Nooo… ¿Cómo crees?”- Germán alza ambas cejas, ella cede –“Ok, ok, me leíste mejor de lo que esperaba que lo hicieras, solo quería evitarles la preocupación de un peligro que no sabemos qué podría ocasionar, mejor que me pasara a mí sola, ¿no crees?”- -“Ahora tú ¿de qué estás hablando?”- -“Mira, sé que no debería de estarte diciendo esto, pero gracias a una puerta como las que tú mencionaste es como llegue a la aldea… creo que esas puertas son el secreto para regresar a mi casa; el Mago debió de haberlo sabido, el Alcalde también, incluso el sol, pero no sé porqué se hacía el que no sabía…”- él entrecierra los ojos –“No sé porqué, pero creo que me estás diciendo mentiras otra vez ¿qué ocultas, Misfit?”- -“Tengo que ir hacia esas puertas, Maul, mi camino lleva directo hacia esas puertas”- -“¿Porqué?”- -“¡Ya te dije, para volver con tu familia!”- -“¿Qué no me estás diciendo? ¿Porqué el viejo ese dijo que no debías ir a ellas?”- -“Ese viejo se llama Nostromo, y seguro no quiere, porque él, en primera instancia fue quien me trajo aquí, obvio él no quiere que vuelva a la casa”- -“¿Segura?”- -“Segura, Maul, es lo que debo de hacer”- -“Algo no me estás diciendo, Misfit, y no sé qué”- -“Pues es lo que tengo que hacer, y si ya estamos hablando de esto, tú última tarea es llevarme a esas puertas y despedirte ahí de mí”- -“No lo sé, Misfit, algo está mal, el Mago nunca me habló de las puertas por algo”- -“¿Vas a detenerme entonces?”- Germán se queda callado, no sabe qué decir –“¿Vas a detenerme, Maul?”- -“No. Creo que no… Estoy aquí para ayudarte, puedo tratar de persuadirte, pero no de detenerte”- -“¿Persuadirme de qué?”- -“Algo me dice que más allá de lo que haya dicho Nostromo no deberías ir ni cerca de las puertas, es una corazonada”- -“¿Me llevarás o debo irme sola? Lo haré, llegaré a esas puertas porque es lo que he decidido”- Germán tuerce la boca y cede –“Bien, vamos, te llevaré hasta ellas”- La toma de la mano y salen por el lado derecho de la escena, el lado contrario al que la mayoría de personajes usó para salir de escena. Cae el telón, bajan las luces.
Por unos minutos, entre la audiencia pasan Juan Carlos, la mamá y Kevin repartiendo folletos de su hija y hermana perdida –“¿Han visto a mi hija? ¿Han visto a mi Sabini? Si la ven ahí viene un número para comunicarse, por favor, si la ven díganle que su madre y su hermano la amamos, que la extrañamos mucho”- De atrás de los asientos hasta el escenario los tres reparten los folletos, y al llegar abajo salen del teatro para ir a buscar en otro lugar.
Se alza el telón, un fondo oscuro, muy neutral se muestra, una pared que crea un medio círculo con siete puertas se muestra en escena, Sabine y Germán están de espaldas al público, contemplan el místico lugar desconocido. Ella le pregunta –“¿Qué te dijo el sol sobre las puertas? ¿Algo que no sepa?”- -“No, se quedó pensando”- -“¿El Alcalde?”- -“No, no tuvimos oportunidad de preguntarle nada…”- -“Yo sí lo hice…”- Entra Pigette en la alcoba. –“Pigette ¿qué haces aquí?”- -“He vivido aquí desde que el Alcalde me nombró su asistente, hace muchos, muchos años ¿a dónde más iría ahora?”- -“¿Tú sabías de la alcoba?”- cuestiona Germán, él responde –“No, no lo sabía, apenas me enteré de ésta cuando Lady Misfit te mandó a fisgonear”- -“Investigar”- Germán corrige, pero Pigette le ignora y sigue –“Hablé del descubrimiento con el alcalde en el desayuno, pero le alteró y ya no me dijo nada… ¿Qué saben ustedes de las puertas? ¿Sí trataron de abrirlas?”- Germán responde –“Yo sí, pero no pude”- -“¿Y qué te hace creer que ella sí podrá”- Se interrumpe a sí mismo y aclara –“Oh, es verdad, inmigrante mágica”- Ella hace mueca de inconformidad, Pigette continúa –“¿Y porqué tanta desidia para ver si sí puede?”- -“Alguien nos dijo que no lo hiciera”- -“¿Y entonces porqué han venido?”- -“Porque es mi destino”- -“¿Y cómo sabes que es tu destino”- -“Simplemente lo sé”- -“Traté de persuadirla, pero es imposible sacarla de su necedad, digo, su decisión”- -“Pues… hazlo… Si crees que es tu destino ¿qué puedes perder? ¿a dónde crees que lleven esas puertas?”- -“Dice que a casa”- -“Digo que a casa”- -“Pues ve a casa… ¿qué más da? ¿qué no dicen que no hay lugar como el hogar?”- -“Me he dado cuenta por su culpa que hay muchos lugares mejor que en mi hogar… Es una larga historia, y ya no hay tiempo de contarla”- -“¿Eso es todo entonces?”- -“Sí Germán, es todo… Muchas gracias por todo”- -“Pues gracias a ti… y si acaso no llegaras a casa, de antemano te pido una disculpa por no persuadirte lo suficiente”- -“No hay nada de qué disculparse, estoy segura que para adelante siempre son cosas mejores”- -“Pues ¿qué más puedo decirte?”- Toma la perilla mientras Germán le dice –“¿Bon Voyage?”- -“Bon voyage a ti también Maul… Adiós Pigette, ha sido todo un placer”- -“El placer es mío, lady Misfit, suerte a donde quiera que llegue”- Finalmente abre la puerta central y de ésta emerge tremendo resplandor. Germán cuestiona –“¿Es normal tanta iluminación?”- -“Sí, Maul, ya te dije que lo he hecho antes”- él solo le responde alzando los hombros, resignado; Sabine cruza la puerta, se pierde en el gran halo lumínico, la puerta se cierra detrás de ella.
Vuelve la oscuridad, la luz tenue, las sombras, quedan en escena los dos puerquitos; entra Nostromo –“Lo hizo”- dice. Germán exclama –“¡Nostromo! ¿Estuviste aquí todo este tiempo? ¿Sabías que lo haría?”- -“Sí, sí lo sabía, yo la conduje hasta la aldea”- -“Y parece que la apuntaste hasta este lugar”- -“No Maul, no la conduje, solo le advertí que no lo hiciera”- -“Pero sabías que no la convencerías”- -“Así es”- Pigette se mete a la conversación –“Si sabía que no la convencería ¿porqué no la detuvo tajantemente?”- -“Porque a donde se dirige en efecto era un lugar destinado a visitar, solo que lo que encontrará allá no será para nada como la aldea”- -“¿Qué será entonces?”- cuestiona preocupado Germán, el vago responde –“Cada viaje es distinto, pocas veces ha trascendido de la manera en la que ella lo hace, pero sí ha sucedido antes”- -“¿Y qué ha sido de los atrevidos?”- pregunta Pigette, Nostromo contesta –“Nunca les he acompañado tan lejos”- Pigette continúa –“¿Entonces cómo sabes que a donde fue es un lugar malo?”- -“Porque no conozco a nadie que haya pasado más allá de una segunda puerta”- -“¿Una segunda?”- exclama Pigette extrañado, Nostromo dice –“¿Cómo crees que alguien como ella llegaría a tu aldea?”- Los tres quedan en suspenso, silenciosos frente a las puertas ahora cerradas. La música se tensa, la tenuedad de la luz se incrementa mientras el telón baja una vez más.







INTERMEDIO






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