Total oscuridad, apenas comienza
a distinguirse una puerta frente al telón, se escuchan voces, pero no se ve de
quién son, ni se distingue qué es lo que están diciendo; un halo místico
sonoro, un eco reverbera en el ambiente, emerge vapor de ambos lados de la
escena. La perilla comienza a moverse torpemente, alguien la mueve desde el
otro lado. Logra abrirla. Es Sabine, entra en la oscuridad y la puerta se
cierra detrás de ella mientras observa que en esta nueva realidad no hay nada,
no es como la aldea, aquí no hay sol, aquí no hay gente alegre o aves inmensas,
hay apenas una ligera iluminación azulada, no haya nada… al percatarse de que
no hay posibilidad de nada trata de reabrir la puerta, no puede, se abre del
otro lado. –“Demonios”- dice para sí misma –“¿Y ahora?”- Ve a su alrededor, no hay
nada, en esta ocasión no logra ni distinguir al público, se voltea hacia la
puerta y golpea gritando –“¡Maul! ¡Pigette! ¿Me escuchan? ¡Creo que entré a la
puerta equivocada! ¡Aquí no hay nada!”- Golpea la puerta sin recibir respuesta
–“Demonios ¿a dónde entré? Debí de haber entrado a la puerta del extremo
izquierdo… Nos enseñan a leer en ese orden desde primaria, pero no, la muy
emperatriz tuvo que entrar por la puerta central… egomaniaca idiota”- Vuelve a
pegar en la puerta repitiendo los nombres de sus amigos; mientras esto sucede
más y más neblina inunda la escena, el color azul atenuado crece, pero ella
sigue sin distinguir nada más que la puerta; continúa llamándolos, pero empieza
a darse cuenta que ni se abrirá ni la escucharán… -“Calma Sabine, si liberaste
a un pueblo de la esclavitud seguro puedes escapar de un lugar como este… ¿pero
qué clase de lugar es? No se ve nada… ¿a dónde demonios vine? Debí escuchar a
mis amigos…”- Empieza a desesperarse, se dice a sí misma –“Calma Sabine, calma…
No te precipites; tú puedes encontrar la manera de salir de aquí, si en la
aldea hubo más puertas seguramente por aquí encontrarás una nueva puerta… O
no…”- Voltea hacia los lados, no ve nada –“¡Hola! ¿Hola? ¿Alguien me escucha?
¿Hay alguien por aquí? ¿Existe alguien por aquí? ¿Hola? ¡Hola!”- La neblina
cubre casi completamente a la puerta –“Mmm… La neblina se tragará la puerta
¿debería de hacer algo?”- Da un paso para adelante pero se detiene –“¿Para qué?
Ni la puedo abrir… ¿Y si ya no hay otra puerta para escaparme?”- La neblina
consume la puerta y la oscuridad total vuelve.
Se abre el telón, el escenario
está vacío, ya no hay aldea, ya no hay arbolitos, no hay estatua de rey mago,
solo un piso vacío, la neblina que continúa fluyendo incesante y esa luz azul
tenue de antes. Sabine tampoco está. Difuso, en las alturas, ahora de color
ceruleo aparece el astro solar. Del lado derecho sale Germán, éste se detiene y
le ve. –“Sol”- dice muy a secas, éste responde –“¿Ha partido? ¿La emperatriz
nos ha abandonado?”- -“Sí. Ella sí pudo abrir las puertas del Alcalde”- -“He
recordado sobre las puertas… No sé porqué las olvidé… era algo importante…
incluso tiene que ver con los últimos días del rey mago”- -“¿Porqué sol?”-
-“Creo que la única vez que el rey mago me habló de ellas fue antes de partir”-
-“¿Partir? Es verdad, casi no hablamos sobre la muerte del rey mago”- -“Esto es
porque el rey mago no murió, partió”- -“Por las puertas”- -“Los últimos días
que le vi, le sentí cansado, hastiado de tanta alegría que había en la aldea… el
mago esperaba más del mundo, pero aquí había logrado tanto como había podido”-
-“¿Aja?”- -“Me habló de caminos que no llevaban a ningún camino. Me habló de
portales que le habían llevado a nosotros, y que le señalaban más allá de
nosotros”- -“Las puertas”- -“No estoy seguro que las haya mencionado
literalmente, solo que habría 7 caminos nuevos, cada camino oculto para
cualquiera de los aldeanos, reaparecible solo si un nuevo viajero llegara a
aparecer por la aldea”- -“Los 7 caminos son las 7 puertas, pero ¿porqué estaban
ocultos en la sala del alcalde?”- -“Él les mencionó secretos, el mago ocultaba
más de lo que nos decía, tu misma labor es evidencia de eso ¿no lo crees?”-
-“Pero si nos lo encomendó talvez sabía que el secreto se revelaría y debería
de haber la manera de evadir esas trabas contra los no-viajeros”- -“O
convertirse en uno”- -“¿Tú viajarías si pudieras?”- -“Yo no puedo, sigo en este
mismo lugar desde siempre e imagino que aquí me quedaré para siempre…”- -“Un
viejo apareció antes de la partida de
Misfit, le advirtió que no lo hiciera y aún así ella lo hizo ¿y si fue a un
lugar al que ella no debiera de ir?”- -“Pues pensando solo en lo que ha pasado…
si el mago entró a una de esas puertas, y sigue vivo, el mago nunca regresó”-
-“¿qué debemos hacer, sol? ¿Seguir con nuestras vidas como si nada o encontrar
la manera de seguirle? ¿De traerla de vuelta?”- -“Los aldeanos del tiempo del
mago celebraron su vida, nadie le siguió”- -“Porque nadie entendió que
sucedió”- -“Ahora que tú lo sabes ¿qué harás entonces?”- El sol se difumina en
lo oscuro del firmamento, Germán se pierde entre neblina.
Entre un nostálgico violín y una
lejana y lenta tonadita de una caja musical, envuelta en el eco del vacío,
Sabine vuelve a aparecer, perdida, meditante y contemplante. Sigue sin haber
más que el tono azuloso y la neblina en el escenario. Ya no grita, ha dejado
atrás la fe de que alguien le contestará… Habla en soliloquio –“No, Sabine, no
hay nadie, ya llevas caminando bastante tiempo y no hay signo ni de que haya alguien,
ni de que haya algo, este lugar es un vacío… No sé ni de dónde venga el
vaporcito este y ese destello azuloso, no hay nada, como si las leyes de física
no aplicaran aquí… La puerta desapareció y no tengo idea si he avanzado, si me
he movido o si solo he estado moviéndome en círculos, y como no hay nada para
hacer referencia no sé qué demonios esté pasando por mí o cuánto tiempo he
estado aquí dentro ¿habrán sido horas? ¿Habrán sido días? ¿Meses? ¿Años? Si me
diera cuenta de cuánto tiempo he buscado y pudiera corroborar el paso del
tiempo ¿me angustiaría de verdad? ¿Porqué no siento angustia o preocupación
real? ¿Cómo podría saber si la tengo y no me doy cuenta? ¿Qué podría hacer para
recuperar mi noción de existencia? ¿Pincharme? ¿Y qué pasaría entonces? ¿Moriré
de hambre? ¿Moriré de sed? ¿Moriré de angustia?”- -“No, no puedes morir de
hambre”- Se escucha una vocecilla decirle desde ningún lugar –“¿Qué? ¿Quién
dijo eso?”- -“Nunca creí ver a alguien por aquí otra vez?”- -“¿Quién eres? Sal
a donde pueda verte”- -“Nunca pensé que alguien más llegara a estar en esta
tierra alguna vez más”- -“Aja, aja, ya te entendí, ¡Sal! ¡No sé si existen o mi
cabeza empieza a inventar voces para no volverme loca… algo así como Wilson”-
-“¿Wilson?”- -“El del náufrago ¿no conoces a Wilson? No, imagino que no, dudo
que haya algo para ver cine o tele por aquí”- -“Wilson Cinetele, qué nombre tan
raro”- -“¿Quién eres? ¿De dónde me estás hablando?”- -“Yo no sé si me llamo
Wilson Cinetele, no recuerdo si yo tuviera un nombre”- -“Sí, sí… No sé si eres
estúpido o te estás burlando de mí”- -“Yo no soy estúpido, y no estoy seguro si
me llamo así ¿de dónde sacaste semejante información?”- -“Mira, si no existes o
no quieres mostrar tu existencia, te pido que entonces no me estorbes, no sé
dónde estoy, no sé qué hago acá, no sé cómo salir, no tengo tiempo de averiguar
qué demonios eres tú”- -“Tú preguntaste si morirías de hambre, no puedes”-
-“¿Oh sí? ¿En serio? A ver, Wilson Cinetele, dime porqué, seguro tu explicación
será del mayor de mis intereses”- -“Nadie muere de hambre aquí porque aquí no
existe ni la muerte ni el hambre”- -“Wow, el sueño de cualquier nación, pero si
no hay nación de que sirve no morirse o no tener hambre”- -“Todos los que
estamos aquí no hemos comido en siglos, no hemos siquiera pensado en
alimentos”- -“¿Estamos? ¿Sugieres que hay más de una vocecilla rara en este
mundo?”- -“No soy una vocecilla rara, soy un niño”- -“Un niño invisible…”-
-“Jajaja, qué tonterías dices, los niños invisibles no existen”- -“Bueno, al menos
ya sé que tienes noción de que si existes, que no eres parte de mi imaginación
o mi demencia”- -“¿Cómo puedes decir eso? No podemos estar seguros de que no
nos encontramos dentro de tu imaginación o tu demencia, es imposible saber a
ciencia cierta si estamos en uno o en otro lugar”- -“De donde vengo solemos
saber dónde estamos y con quién hablamos”- -“Yo sí sé dónde estoy y con quién
hablo… Eres Sabine ¿no es verdad?”- -“Increíblemente no me sorprende que sepas
mi nombre… empiezo a acostumbrarme a lo popular que soy en estos reinos de los
portales”- -“¿Popular? ¿Cómo podrías ser popular en un reino donde realmente no
hay nada?”- -“¿Entonces confirmas que no hay nada? ¿Podrías al menos decirme
cómo me conoces?”- -“He sido mandado a llevarte y también he sido mandado a
advertirte”- -“¿A llevarme a dónde? ¿A advertirme de qué?”- -“¿Qué no ves lo
peligrosa que la nada puede ser?”- -“Honestamente no veo nada, mi estimado
Wilson, y si no te apareces de una vez por todas no pretendo seguir hablando
con nadie, así que decídete ahora”- Silencio. Wilson Cinetele no contesta –“Lo
supuse… Ahora si me permites seguiré caminando como tarada”- Se dispone a
caminar y Wilson le vuelve a interrumpir –“Según he oído no eres tan tarada…
Quien me ha mandado por ti dijo que seguramente para cuando te hallare hasta
una emperatriz habrías sido”- Sabine le ignora y sigue caminando –“¿No me harás
caso?”- Le sigue ignorando –“¡Espera!”- Entra de un brinco a escena. Wilson es
un personaje pequeño, con una gran gabardina con parches puesto a lo largo de
todo su telar, unas botas de lluvia de color gris oscuro, un sombrero de punta
medio carcomido que también trae parches, usa gogles y lleva la cara vendada.
Una ligera luz cenital alumbra al
recién llegado, Sabine no le dice nada, contempla su extraño aspecto, él
tampoco dice nada. Ella finalmente habla –“¿Tú eres Wilson?”- -“No estoy seguro
que ese sea mi nombre, pero claro, puedes llamarme así, si tu quieres”- -“¿Quién
te ha mandado a que me guíes y adviertas?”- -“Un personaje bastante peculiar”-
-“¿Peculiar cómo?”- -“Pequeño, mágico”- -“¿El Rey Mago?”- -“¿El Rey Mago? ¿De
qué hablas? Me advirtieron que serías extraña, pero no tanto”- -“Un personaje
pequeño, peculiar y con magia”- -“¡Exactamente, finalmente nos estamos
entendiendo!”- -“¿Y a dónde te indicó este pequeño peculiar que me lleves?”-
-“Al extremo sur de la nada”- -“¿Cómo sabríamos dónde es norte y dónde es sur
si no hay nada?”- -“El sur es hacia
abajo, el norte es hacia arriba”- -“No me digas”- -“Sí, y deberíamos
apresurarnos si acaso quisieras ver la aureola imperial camino al sur”-
-¿Aureola Imperial?”- -“Sí, ya sabes, luces en el cielo y cosas por el estilo”-
-“Aurora Boreal”- -“Exacto, aureola imperial”- A Sabine no le agrada tanto
Wilson; éste mete la mano en el bolsillo de la gabardina en lo que hablan de la
aureola imperial, por eso casi no hace caso de Sabine. De la bolsa saca una
gran brújula –“¡Una brújula!”- Clama Sabine emocionada, el personajito dice
–“Pues claro, ¿De qué otra manera llegaríamos al sur? ¿Una escaleras invisibles
también? Eres muy extraña… Aún más extraña que el pequeño emisor”- -“El mago”-
-“Sí, claro, lo que digas, sígueme”- Wilson se adelanta y Sabine le sigue.
Salen de escena.
Se escucha un golpeteo de una
puerta. –“¡Tengo que verlo! ¡Tengo que verlo!”- Se escucha Germán gritando.
Alguien dice –“Sí, señor concejal, pase, no tiene porqué alterarse”- Germán
entra del lado derecho; del izquierdo unos cerditos esclavos sacan al alcalde
con una camisa de rayas, la típica de los presos. La luz azul sigue
predominando. El prisionero dice –“Concejal Maul ¿A qué le debo el placer de su
visita?”- -“He hablado con el sol”- -“Excelente, todos lo hemos hecho alguna
vez”- -“¡Sabes de qué estoy hablando! ¡De las puertas en el cuarto secreto!”-
-“¿Y de qué hablaría el sol de una alcoba secreta dentro de la alcaldía? ¿Desde
cuándo el sol puede entrar a casa de los aldeanos o ver a través de las
paredes?”- -“Déjese de tonterías, sé que el Rey Mago cruzó por esas puertas
hace muchos años, por eso desapareció”- -“Yo no tengo tanto años, concejal,
solo la vida me ha tratado un poco mal, he sido victimizado ¿no lo ve?”-
-“Pigette me dijo que usted sabía de la habitación secreta… Por instantes
podríamos haber tenido ese cuarto como el último gran secreto del mago, pero sé
que sabía”- -“¿Qué podría saber yo al respecto? ¿Qué no el pusilánime traidor
que mencionas te ha hablado de lo que yo sé? ¿Para qué vienes a importunarme en
este paraíso presidiario donde me tienen? Vete, vuelve a tu gratificante vida
de político sin uso alguno…”- -“¡Déjate de tonterías Alcalde! ¡Me vas a decir
lo que vine a buscar o querrás haber sido tú el que desapareciera por esa
puerta que guardabas!”- -“Así que sí entró”- -“Te alegra”- -“En cierto modo… no
sé qué haya dentro de las puertas, nunca pude abrirlas, pero sí, sí sabía de su
existencia, y lo que me alegra es que alguien haya podido penetrarlas”- -“¿Qué
sabías de las puertas?”- -“¿Qué ganaré por esta información Sr. Concejal?”-
-“Que no te dé una paliza”- -“Uy, el policía malo se hace presente, ¡me
encanta!”- Germán gruñe –“Gruña todo lo que quiera, concejal, dolor peor que el
de soportar perder todo lo que usted y sus amigos me quitaron no puede haber”-
-“Pongamos su premisa a prueba”- Germán se le avienta al alcalde y le arrastra
hasta fuera de escena.
-“Aquí es”- -“¿Aquí es qué?”-
-“Donde las aureolas imperiales suceden”- Entran Wilson y Sabine. Ella dice
–“No hay nada aquí tampoco… Siento que hemos caminado en balde todo este
tiempo”- -“¿No confías en mí? ¿No confías en mi brújula?”- -“Honestamente no”- -“Pues
entonces emprende tú tu propio camino”- Se escucha un coro misterioso
–“¡Escucha! ¡Ha comenzado la primavera!”- (Veris Leta Facies, Carl Orff) –“¿La
primavera?”- Un círculo tenue de luz roja y naranja emerge de la parte superior
del escenario, un par de montes cubiertos en ojos surgen de los lados –“¿Qué
sucede?”- -“Es la primavera, niña… Eres de difícil comprensión ¿te lo han
dicho?”- Enfada a Sabine –“Presta atención y deja de hacer corajes, las
aureolas van a comenzar. Ve”- De repente unas formas viscosas surgen del suelo
hacia los cielos, desapareciendo al tocar el círculo rojo. De cada punto del
escenario surgen estas creaturas también rellenas de ojos elevándose hacia el
círculo rojo. Wilson le explica –“Estas son las aureolas imperiales, creaturas
que parten del submundo para encontrarse con la luz superior. Surgen cada
equinoccio de primavera y se vuelven el más grande espectáculo de nuestra
realidad”- -“¿Hay más espectáculos en tu realidad? De donde vengo he visto
espectáculos que dudo mucho haya por aquí… De no ser por estas aureolas y ese
par de montes no creería que hay algo más por aquí”- -“¿Y la luz roja? ¿Y yo?”-
-“Oh, sí, ahora que lo pones de esa manera creo que es mejor aquí que en la
aldea”- Wilson sonríe orgulloso de su realidad. De un momento a otro la salida
de las aureolas cesa y la realidad vuelve a la normalidad; la luz roja
desaparece, también las aureolas, la luz azulada vuelve, también la neblina.
–“¿Ahora qué?”- -“Hay que continuar nuestro camino hacia el sur”- Ve su brújula
–“Vamos bien, es por allá… No tardaremos tanto en llegar”- -“¿Llegar? ¿Llegar a
dónde?”- -“A donde me encomendaron llevarte”- -“¿Y dónde es eso?”- -“Hasta
donde ya no pueda pasar. Ahorita estamos a la orilla de la nada, por eso hay
cosas bonitas aún… Más allá solo podrás entrar tú… Y mira, francamente tus
posibilidades casi son cero, pero si no son cero esas son buenas noticias”-
-“¿Eso te dijo el mago?”- -“Eso me dijo que me envió por ti”- -“Espero que
quien te haya enviado entonces tenga buenas intenciones…”- -“Espero yo también,
mira, vamos”- Ambos ven al horizonte y caminan. Los personajes van hacia al
frente del escenario, bajan y siguen hacia afuera del teatro.
La escena queda vacía, se escucha
al alcalde gritar –“¡No! ¡Basta! ¡Basta ya! ¡Te lo diré todo! ¡Te lo diré todo,
pero déjame!”- Sale Germán arremangándose, furioso, se encuentra con Algercito,
este le ve y dice –“¿Qué has hecho?”- -“Le saqué la verdad a ese cerdo”- -“¿La
verdad sobre qué? Oh… Misfit”- Germán asiente con la cabeza, Algercito sigue
–“¿A dónde se fue?”- -“A través de los portales”- -“Pero el viejo dijo que no
debería”- -“Pero no le importó… Después el viejo ese reapareció y dijo que
nadie había podido salir de ahí nunca antes”- -“Oh, dios ¿qué haremos?”- -“El
alcalde conocía al viejo. Nostromo es el que provocó esto, nada ha sido sin
querer, Nostromo sabía cómo es Misfit y él la dirigió hacia su perdición”-
-“Era el as bajo la manga del alcalde”- -“Debemos encontrarlo, él sabe cómo
salvar a Misfit”- -“¿Pero cómo lo encontraremos? nunca antes lo habíamos
visto”- Se escucha Zamora graznar a lo lejos, ambos se emocionan y gritan
–“¡Volando!”- Algercito dice –“Podemos planear por sobre la aldea y sus
alrededores para encontrarle”- -“Vamos, no hay tiempo que perder, Misfit está en
peligro”- Salen corriendo.
Entran a escena nuevamente Sabine
y Wilson; él se detiene, ella pregunta –“¿Qué pasa?”- -“Hasta aquí es”-
-“¿Hasta aquí es qué?”- -“Hasta donde
puedo acompañarte… A partir de ahora debes continuar por ti misma”- -“Ohm… Ok,
qué genial que me hayas ayudado a llegar hasta aquí, un punto diferente de nada
a otra nada donde estaba antes, ahora estaré, al menos, perdida un poco más
lejos de la nada en la que antes caminaba ciegamente”- Wilson la mira cansado
de su sarcasmo –“No, en serio, muchas gracias, pero ¿De qué me servirá? ¿Qué
diferencia habrá entre estar perdida allá que acá? Te juro que te agradezco tu
ayuda, tu paseo y todo, pero no sé qué debo hacer ahora ¿Camino derecho? ¿Giro?
¿Brinco en un pie?”- -“En serio discúlpame, pero más allá no te puedo
acompañar… Toma”- Le entrega su brújula, ella se sorprende y dice –“¡Tu
brújula! ¡Me estás dando tu brújula!”- -“Ahora la necesitarás más que yo”- -“¿Y
tú?”- -“Yo sé por dónde volver, llevo años recorriendo los caminos mismos… me
gusta ver a las aureolas imperiales… Más adelante sí hay más cosas, pero el
viaje que estás realizando no lo puedes hacer con nadie más”- -“Ok… Entonces
¿solo me dirijo al sur y ya?”- -“Sí, mira, éste es el norte, éste es el sur,
éste es el oeste, éste es el este… A estos dos no vayas, no hay nada”- -“¿Y
hacia allá sí?”- -“Sí, hay mucho”- -“¿Qué hallaré allá?”- -Cuando hayas entrado
a los extremos sur verás a las medusas, vuelan y expiden luz… no las toques,
queman, dicen”- -“¿Quién dice?”- -“La gente… ya sabes…”- -“¿Sí hay alguien más
aquí con nosotros, Wilson?”- -“¿Quién sino esos otros son los que me hablaron
de las medusas… Yo he decidido ya no ir más allá… las medusas solo queman… lo
que sigue es peor”- -“¿Qué sigue?”- -“Los terrores de cada viajero son
diferentes”- -“Ok… ¿Y cuándo sabré que he llegado a donde se supone que debo
llegar?”- -“¿Al sur?”- -“imagino”- -“Lo sabrás estando allá… dicen”- Se quedan
callados nerviosos –“Wilson ¿fue el mago quien te mandó a guiarme?”- -“No,
Sabine, ya te he dicho que no, quien me envió estoy seguro que le interesas más
que al mago del que hablas… a ese no lo conozco”- -“¿Y cómo sabes que le
intereso más?”- -“Simplemente lo sé… En la nada, nada es tan complicado como en
el algo”- -“Espero estés en lo correcto”- Se rasca su codo angustiada –“Pues…
adiós y gracias”- -“Adiós y de nada, Sabine, buen viaje… sé sabia, resiste, hay
mejores cosas al final, aguanta”- Se apaga la luz.
Se oye el graznido de Zamora, se
alza al azul lumínico y la neblina; Algercito y Germán brincan hacia el
escenario, se ve la sombra del ave partir. –“No, no vi nada”- -“Ese sujeto es
bueno para desaparecer”- -“¿Qué haremos entonces Maul? ¿Crees que las puertas
sean derribables?”- -“¿Sugieres que las tumbemos? Son mágicas ¿no crees que
pudiera pasar algo peor? ¿Traer algún mal irreparable a la aldea?”- -“Debemos
de salvar a Misfit”- -Sí, pero se supone que yo soy el impulsivo, no tú, Alpy,
tú eres el concejal centrado”- -“Misfit salvó a nuestra aldea, si corre peligro
debemos ayudarla”- -“No sé cómo podríamos hacerlo”- -“Yo lo sé”- Entra Nostromo
–“¡Tú! ¡Manipulador tramposo!”- Se le lanza Algercito, pero Germán le detiene;
luego voltea hacia el vagabundo y clama –“¡¿Qué son esas puertas?! ¡¿Cómo
podemos salvar a Misfit?!”- -“Misfit fue a un lugar al que se le advirtió no
ir, ella estaba predestinada a viajar hacia allá, pese a que yo se lo
advirtiera, pese a que la encadenaran, pese a que nunca la hubiera traído a la
aldea, era su destino”- -“¡Y tú fuiste su facilitador!”- Apunta Algercito su
dedo con ira –“Sí, yo lo fui, porque mi destino era ese”- -“Antes dijiste que
nadie ha salido de la segunda puerta”- dice con aflicción Germán, y sigue
–“¿Ese fue el destino del Mago también?”- -“El Mago… En efecto conocí a su
dichoso y alabado mago… y no solo por la piedra esa en medio de la aldea… yo
estuve con él el día que dejó la aldea”-
Varios puerquitos esclavos entran
en escena jalando la pared con las siete puertas. Nostromo, Germán y Algercito
se quedan mirando; el último menciona –“¿Qué está sucediendo? ¿Porqué los
esclavos están volviendo actuar como esclavos? ¡Ya eran puerquitos libres!”-
-“Lo siguen siendo, mira… no estamos en el presente… es el pasado”- dice Germán
sorprendido; Algercito escépticamente dice –“¿El pasado? ¿De qué demon…”- Se
queda sin palabras, entra el Rey Mago, admira las puertas, las analiza, hace
anotaciones mentales para sí mismo, acaricia su larga barba, voltea hacia todos
los lados del escenario, ve al público; finalmente regresa su mirada a las
puertas y estando de espalda dice –“No lo sé Nostromo, no sé si haría lo
correcto”- -“Mucho correcto ya has hecho”- dice el Nostromo que está junto a
los concejales. Algercito se desconcierta al darse cuenta que el Nostromo a su
lado interactúa con el Mago del pasado; el vagabundo prosigue –“¿No crees que
has hecho suficiente por tu aldea? ¿No crees que dejaste todo listo para lo que
seguirá después?”- -“¿No crees que podría haberme equivocado? ¿No crees que si
sale mal esto no sabemos quién quedará en poder de las siete puertas? ¿No crees
que debí de haberle dicho al sol o aunque sea despedirme de él? Siempre fue un
tremendo amigo”- -“Divagas dispersamente porque no temes por la aldea, temes
por ti… y sabes que si temes entrar por las puertas mejor deberías quedarte por
aquí a hacer pactos con los poblados aledaños y los hijos de tus alumnos hasta
el último de tus días”- -“¿Sabes cuándo es el último de mis días?”- Nostromo no
dice, al Mago continúa –“Por supuesto que lo sabes, me desespera lo tanto que
sabes”- -“He visto tus dos destinos, en ambos hay bien y mal… más, sabes que no
debería de decirte”- -“No espero que lo hagas, honestamente”- -“Debes decidir
ahora, sí entras o sí te quedas, elige… sabes que hay otros que esperan
igualmente por un consejo de mi sombrero”- -“Es la puerta del centro ¿verdad?”-
-“Sí”- -“¿Qué hay en las otras puertas?”- -“En una está tu origen… sabes que tu
origen es también tu final, un final inmediato, vuelves a ser exactamente lo
que siempre fuiste”- -“¿Y en las otras cinco?”- -“Una es la puerta a la que Misfit
debería entrar…”- Al oír esto, los ojos de Germán estallan en sorpresa, va a
explotar contra el vagabundo, pero Algercito le detiene para que la secuencia
continúe y no quede ninguno de los cabos sueltos –“Las otras cuatro dan a
realidades inexplicables, noches tenebrosas sin fin, fabricas de maquilación de
ciudadanos, un vacío lleno de gigantes, la imaginación de alguien que
observa…”- -“No pienso averiguar a qué te refieres con todo eso, pero si a la
puerta central es a la que debo entrar, eso haré… ¿Estás seguro que Misfit no
entrará a la puerta adecuada?”- -“Lo adecuado es relativo, lo sabes… Ella
entrará a la puerta a la que está destinada a entrar, no a la que le regresará
al lugar al que debería de ir para tener una salvación adecuada”- -“Pues mi partida
ha llegado”- -“Hasta pronto”- -“Guía a los que tengas de guiar después de mí en
un camino de sabiduría y verdad”- -“Sabes que lo haré”- -“Gracias”- El Mago
voltea a ver a Germán y Algercito y les dice –“Sé que han actuado bien hasta
ahora, confío en que lo seguirán haciendo, porque su destino es mayor al que
creyeron que les tocaría… no actúen impulsivamente, sino conscientes, sino
pertinentes… Yo sé que lo harán”- Ambos no saben si es parte de la ilusión del
pasado o es a ellos a quien se dirige, se voltean a ver extrañados, voltean
hacia atrás para ver si hay alguien más a cuadro, alguien a quien se dirigía el
mago –“Me dirijo a ustedes, Maul, Alpy, que aunque nunca antes nos conocimos, y
aunque me ven desde un tiempo lejano al que ahora estamos, sé que están
mirando, sé que es la última lección de mi legado. Actúen sabios, actúen bien…
Sean prudentes, sean discretos… No muchos aguantarían el viaje que apenas está
por comenzar”- Nostromo voltea a verles sonriendo. –“Adiós a todos”-
Dirigiéndose al público dice –“Adiós a ustedes también”- La puerta se abre emitiendo el resplandor de
las veces anteriores, emitiendo el mismo impacto y poder que antes, y el mago
cruza; la puerta queda entre abierta. Una puerta más también se abre levemente
quedando con la misma apertura que la puerta central.
-“¿Qué demonios ha sucedido?”-
Dice Germán anonadado. –“¡Dime que tú también viste lo que acaba de suceder!”-
exclama Algercito a Germán, luego voltea con Nostromo y le reitera –“¡¿Qué
demonios ha sucedido?!”- -“¿Lo han visto? Todo lo que ha sucedido no pasó por
casualidad o capricho mío; así como lo vieron ahora así fue en el pasado,
ustedes estuvieron ahí antes como ahora, de haber sido diferente jamás se
hubiera podido llevar a cabo nada de lo que sucedió, y el que Misfit esté
dentro de la puerta tampoco fue por coincidencia”- -“Pudiste haberle dicho que
entrara a la puerta que la llevaba a su casa”- dice Germán; Nostromo reafirma
–“Ella eligió, y por eso mismo el Mago tuvo que entrar a la puerta por la que
entró y no a otra”- -“¿El Mago está ahora con ella?”- dice Algercito con
preocupación –“Es improbable… han pasado muchos años desde entonces”- -“¿Tú has
entrado a la segunda puerta? ¿Sabes lo que hay allá dentro?”- insiste en la
preocupación –“Como les dije antes a Maul y Pigette, no he sabido de nadie que
haya podido salir de la segunda puerta”- -“¿Y porqué le dicen la segunda
puerta? ¿Cómo saben que las otras seis puertas no van antes?”- -“Nostromo se
refiere a que Misfit cruzó una puerta para llegar a la aldea, luego entró a una
segunda”- -“¿Y porqué han quedado dos puertas abiertas y no una?”- -“Por una
entró el Mago, esa puerta fue la misma por la que Misfit entró… la otra es la
que dijo que llevaba a casa”- dice meditante Germán, Algercito, aún ingenuo
sigue –“¿La dejó abierta para cuando traigamos a Misfit de vuelta pueda
regresar a su casa?”- -“No lo creo”- Nostromo se alegra y dice –“¡Sí! ¡Has
entendido qué te sigue en tu camino!”- -“¿Qué? ¿De qué habla éste? ¿Maul?”-
-“No debemos de ir a la puerta central, debemos ir a la realidad de donde vino
Misfit, ahí está la clave para su liberación… seguramente el mago le ayudará a
librar cualquier mal que esté allá dentro mientras nosotros encontramos algo
que no sé que es para eliminar ese aparente decreto negro de que nadie puede ir
más allá de la segunda puerta… No debemos entrar a la puerta central, sino a la
otra, esa será nuestra primera puerta, nosotros seremos los primeros aldeanos
viajeros”- -“¿Nosotros? ¿Y el Mago?”- -“El Mago no era parte de la aldea, él la
hizo, bajo la magia de Misfit… aunque ella no crea en ésta”- -“Yikes”- Nostromo
les observa y comenta –“Pues entonces han trascendido los límites de la simple
aldeanía… su momento más intenso comienza ahora ¿están listos para cruzar?”- Se
voltean a ver; ambos se sienten más pequeños e insignificantes de lo que nunca
fueron, se sienten a la deriva, a la orilla de un incierto como el que nunca
vivieron; en su educación para el festejo del 25 de abril nunca les advirtieron
de esta impactante desviación, nunca les dijeron que viajarían entre mundos,
nunca les prepararon para nada de lo que aparentemente era realmente
importante. –“No sé tú Alpy, pero creo que no nos queda de otra… No veo otra
opción ¿La ves tú?”- -“No Maul, creo que no la hay… es arriesgarnos y cruzar o
arriesgarnos a que Misifit muera o algo peor”- Nostromo dice –“Entienden
perfectamente la importancia de sus decisiones, así que entren, sean parte de
sus destinos, presencien lo que ningún otro aldeano ha presenciado,
trasciendan, trasciendan, trasciendan.”- Germán abre bien la puerta, voltea a
ver a Nostromo con terror a lo desconocido, ve hacia dentro, y nuevamente ve
hacia afuera, ésta vez a Algercito, le extiende la mano, su compañero traga
saliva y brincan juntos hacia dentro. Nostromo se acerca a cerrar la puerta
central y hace una seña a los esclavos y sacan de la escena la pared con las
siete puertas; el vagabundo sale detrás de ellos.
El escenario queda vacío, frío,
triste, nocturno. Se escucha un clamor a lo lejos, el clamor más triste y desesperado
de todos, el de una madre que ha perdido a su hija, y que aún con todo lo que
la gente le ha dicho, con toda la negatividad sobre ella, ella no puede
despegarse de la esperanza de que puede encontrarla. –“¡Sabine! ¡Sabine!
¡Sabine!”- Entra en escena gritando y corriendo, con los folletos entre sus
brazos, corre hasta caer de rodillas y estallar en llanto inconsolable
–“¿Dónde, dónde estás Sabi? ¿Porqué te fuiste? ¡Por dios, espero te hayas ido y
no que alguien te haya llevado a no sé dónde! ¡Sabine! ¿Dónde estás? ¿Porqué te
fuiste? ¿Porqué no vuelves? ¿Qué fue lo que hice tan terriblemente mal?
¡Sabine!”- Entran Juan Carlos y Kevin a ayudarle a recoger los folletos, Juan
le acaricia el hombro pero no tiene ni el valor ni las palabras para brindarle
el más mínimo consuelo ¿cómo lo haría? ¿qué palabras se le dice a quien todo lo
que ama ha perdido? –“¿Mamá? Estos no son volantes, son dibujitos”- -“Oh”- dice
la mamá mientras los toma y los ve, estropeándolos con sus lágrimas –“Son de
Sabine, ésta mañana que estaba buscando más fotos de ella los encontré en mi
cajón, siempre le gustó dibujar... hasta que entró en la secundaria como que
dejó de hacerlo”- -“Sí lo recuerdo mamá, solo que estos no los conocía”- -“Oh,
es que son de un cuento que le pidieron hacer en primaria, al final me lo
regaló, y lo guardé en mi cajón de cosas importantes. Debí de haberlos dejado
en mi buró y encima puse los volantes antes de salir”- Se seca las lágrimas.
–“¿Puedo ver?”- cuestiona Juan Carlos, Kevin se los pasa –“Wow, ¡sí que tenía
imaginación! ¿Qué le pasó?”- -“Se perdió”- dice Kevin a secas, quedándose ahí
parado frente a ellos, con su normal ropa infantil de siempre, y trayendo
consigo un muñeco de trapo; sigue –“pero ya le dije a mi mono que nos ayude a
traerla a casa”- -“Eso es todo campeón, tu mamá necesita toda la ayuda que le
podamos dar, hasta la de tu muñeco de trapo”-dice Juan y luego ayuda a la mamá
a levantarse. –“Vamos amor, vámonos a la casa, ya es tarde, ya es noche y por
este vecindario ni conocemos, no sabemos quién puede aparecersenos a esta hora,
y lo menos que necesitamos ahorita es que nos pase algo a nosotros a parte… Si
Sabine está bien, debemos estar bien nosotros también para recibirla en cuanto
vuelva”- -“Está bien, mi niña está bien… es muy lista, sé que está bien… es
berrinchuda, corajuda y testaruda, pero no una víctima, Sabine está bien”-
-“Por eso, es lo que digo, vámonos a casa para estar listos para su regreso”-
-“¿Todavía crees que regresará por sí sola?”- -“Ok, si quieres seguimos
buscando, pero busquemos en otro vecindario, aquí está feo y nos pueden asaltar
o algo peor”- La mamá voltea a ver a Kevin, y es hasta entonces que cree que la
idea de Juan Carlos no es tan mala –“Tienes razón, mi vida, vámonos, pero
quiero seguir buscando un par de horas más antes de irme a dormir”- -“Mamá, yo
ya tengo sueño”- dice Kevin mientras talla sus ojos. La mamá los entiende, pero
ella también es terca y no cree que sea hora aún de frenar su búsqueda. –“Ok
Kevin… Juan te llevará a la casa y yo me quedaré buscando, y más tarde llego yo
sola, así caminaré pegando pósters”- -“¿Estás segura? Te digo que aquí es
peligroso”- Dice Juan Carlos alterado, ella responde –“¿Puedes hacerte cargo de
Kevin un par de horas y ya voy yo?”- Se resigna y dice –“¿Hay algo para hacerte
cambiar de opinión? Claro que no… y claro que puedes confiar en que lleve a
Kevin a la casa y lo arrope, dormirá bien… tiene sus juguetes ¿no es cierto
campeón?”- Juan toma a Kevin de la mano disponiéndose a partir, pero el niño
frena la salida –“Espera Juan”- Corre hacia su mamá y le da su mono de trapo
diciendo –“Mamá, toma, ya le dije a mi mono que nos ayude a encontrar a Sabine,
quien lo tenga la hallará, si sigues buscando sin mí debes de tenerlo tú”- La
abraza –“Muchas gracias Kevin, espero que para cuando despiertes te tenga
buenas noticias”- -“Yo también lo espero, mamá”- Ella le toma de las manos y le
da un beso amoroso en la frente. Se sonríen, y luego el pequeño corre a tomar
la mano de su padrastro, quien dice –“Estaremos bien, espero que tú también”-
-“Lo estaré, gracias… Cuídalo mucho por favor”- -“Sabes que lo haré”- Juan
Carlos y Kevin salen de la escena por el extremo derecho del escenario.
La madre se haya sola en medio
del escenario, en medio de la nada, tan perdida como su hija, y ni una ni otra
sabe nada sobre sí o sobre sus respectivos dolores. Se escuchan murmullos, ella
pasa de tristeza a alerta en instantes. –“¡¿Quién está ahí?!”- Se aferra a los
volantes y los dibujos como si fuesen antibalas –“¡Salgan de donde quiera que
se escondan! ¡Voy a jiu jitsu! ¡Sé defenderme! ¡No se les ocurra hacerme daño
que no temeré en hacerles daño yo a ustedes!”- Los susurros continúan, pero la
madre se muestra cada vez más asustada y vulnerable, lo que más le desespera es
no ver quiénes son los que murmuran. –“Ok, ok, ¿quieren mi cartera? ¡Tómenla!
Solo no me hagan daño, verán, estoy a mitad de la nada, a mitad de la noche
porque mi hija se ha extraviado, y necesito seguir buscando hasta que mi cuerpo
aguante… tomen mi dinero, tomen mi celular, pero denme chance de seguir
buscando, debo de estar ahí para cuando mi niña aparezca”- Una de las voces
finalmente se distingue –“¿Cómo se llama su hija?”- Se escucha una voz ruda
pero fingida, como entonada por un niño –“¿Eres un niño?”- -“¡Que cómo se llama
su hija! ¡Conteste señora!”- -“Sal a
donde pueda verte niño, y deja de fingir la voz, no tiene gracia asustar a las
personas en medio de la noche, y más con una desgracia como la mía”- -“¿Cómo se
llama su hija?”- Suena otra voz sin
fingir. Ella se extraña, pues la voz le parece familiar, se atreve a preguntar
–“¿Algercito? ¿Germán? ¿Son ustedes?”- La voz fingida dice –“No señora, usted
debe confundirnos, nosotros no conocemos a ningún Algercito ni Germán o como
sea que haya dicho”- -“Salgan a donde pueda verlos”- Germán y Algercito, los
aldeanos Maul y Alporsky emergen del lado contrario de donde la mamá se halla;
se les queda viendo pasmada por su aspecto porcino –“¿Germán? ¿Algercito? ¿Son
ustedes? ¿Están disfrazados? ¿Qué hacen así aquí a mitad de la noche?”- Se
acercan precavidos a ella sin decir palabras, ella reitera –“¿Porqué traen esas
máscaras? ¿Sí son ustedes?”- Germán, siguiendo con la voz fingida insiste –“Que
¡¿cómo se llama su hija?!”- -“Pues ustedes lo saben, mi hija es Sabine”- Les
enseña el folleto, Algercito corre a tomarlo y se lo enseña a Germán, los dos
se emocionan –“¿Sí son ustedes, chicos?”- La ignoran pues entre ellos comentan
en voz baja –“¡Es ella a quien venimos a buscar, ella es la clave de estar
aquí!”- -“¿Chicos?”- Voltean a verla y Germán ya con su voz real dice –“No
señora, no somos ni ese Germán ni ese Algercito, no le vamos a mentir, ya
habíamos sido confundidos con ellos, pero ellos son otras personas, nosotros
somos Maul y Alporsky”- -“Maul… sí, recuerdo tu apodo, Sabine me lo dijo, el de
ella es Misfit… no sabía que Algercito también jugaba a eso de los apodos… ok,
les puedo llamar así si quieren… ¿qué hacen por aquí tan noche?”- -“No señora,
no somos lo que usted cree”- insiste Germán, ella insiste también –“¿Qué hacen
en estos rumbos y disfrazados de puerquitos?”- Se acerca a ellos, toca sus
“máscaras” y da un brindo para atrás del susto –“No son máscaras”- -“No señora,
es lo que hemos tratado de decirle”- continúa Germán –“No somos esos a los que
usted creyó estar viendo, no les conocemos, pero hemos oído hablar de ellos”-
-“Madre santa ¿qué son ustedes?”- -“Somos aldeanos”- interviene Algercito, pero
Germán se impone pues lo que él va a decir es más importante –“Hemos oído de
estos niños por Sabine”- -“¿Qué? ¿Están burlándose de mí? ¿Me he quedado
dormida en medio de mi búsqueda?”- -“¡No señora, no somos un sueño, y también
estamos buscando a Sabine!”- Al oír esto, la madre trata de calmarse ante quienes
aparecieron; pregunta –“¿Saben algo de Sabine? ¿En qué clase de lío se metió
esta vez?”- -“En uno de los más difíciles de salir, por eso hemos tenido que
venir hasta aquí para encontrarnos con usted”- -“¿Ustedes saben dónde está?”-
-“Específicamente no, pero con usted a nuestro lado conocemos a alguien que nos
puede ayudar a traerla de vuelta a casa”- -“¿Me van a ayudar a traer a Sabine
de vuelta?”- -“No, usted será la que nos ayude a nosotros a ponerla a salvo”-
-“¿Mi niña no está a salvo?”- -“Es una larga historia, por ahora venga con
nosotros que el tiempo es oro”- La madre está en shock, dos puercos
adolescentes se le han aparecido de la nada y le han ofrecido ayudarle a buscar
a su hija extraviada. Algercito es más amable y dice –“Vamos señora, ayúdenos a
encontrar a Sabine para que vuelva a casa con usted, es lo único que queremos”-
Le estrecha la mano; la madre se tarde en responderla, pero al final cree que
ya no le queda otra opción sino seguir a estas posibles alucinaciones a donde
quiera que la deban llevar. Toma la mano de Algercito y corre con ellos. Salen
de escena, se cierra el telón.
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