lunes, 17 de diciembre de 2018

ACTO V. EL PROFUNDO SUR


Vacío. Se abre el telón, el color azulado a tornado un tanto a violetas, la neblina continúa, entra Sabine caminando, sola, abandonada, perdida, checa su brújula de vez en vez; se harta y cansa y se detiene –“¿Segura voy bien? Hice todo lo que Wilson me dijo… pero como todo es tan igual… ¿cuánto tiempo he caminado? ¿Sí habrá sido el mago quien lo envió? ¿Sirve de algo hacerme tantas preguntas si no tengo las respuestas? Sanidad, imagino… No hay nada… En serio no hay nada, sí estoy en medio de ningún lugar… empiezo a creer que eso del sur de lo que hablaba Wilson era pura imaginación ¿Y si Wilson no existió y finalmente me volví loca? ¿Y si me quedaré aquí para siempre? En algo tenía razón, aquí no da ni hambre ni sed, como si fuera una gigantezca pausa, pero yo sigo”- Se escucha un órgano de proporciones celestiales, una melodía mágica que acompaña a la viajera. De pronto emergen volando, como aparecidas de ningún lugar, un centenar de medusas –“…Las medusas… Wilson tenía razón… sí he caminado correctamente”- De colores rosados, morados y azules, dejando halos de luz en su trayecto, las creaturas iluminan ese vacío en el que Sabine se encontraba; ella las observa fascinada, no puede creer lo imponentes que son –“Es como si estuviera por debajo del agua, pero no, creo que lo que respiro es aire… todo es tan raro por aquí… este lugar hace lucir a la aldea como un obvio ejemplo de la clase de lógica”- Alza su mano intentando tocarlas, pero recuerda el consejo que Wilson le dio sobre que queman, así que mejor guarda sus manos en sus bolsillos y observa pasivamente –“Es hermoso”- Las medusas siguen su paso hacia la audiencia, sobrevolándose y perdiéndose en la oscuridad de la pared contraria al escenario.
-“Bueno, ha sido muy hermoso y todo, y son prueba de que sí he caminado hacia el sur, pero no sé cuánto falte ¿Días? ¿Años? ¿Vidas? ¿Mi mamá seguirá con vida? ¿Kevin ya habrá crecido? ¿O habrá pasado un instante y solo me quedé dormida luego del pleito con mi mamá? ¿Será esto un sueño? ¿Si aprieto muy duro despertaré?”- Aprieta sus dientes, forza el cerrado de sus ojos, cierra los puños y puja, pero no pasa nada. –“Quizás un pellizco”- Se pellizca más fuerte de lo que esperaba –“¡Auch! ¡Eso dolió!”- Se soba –“Bueno, talvez esto no sea un sueño… O todo lo que nos enseñan en las caricaturas es una tremebunda estupidez”- Mira a su alrededor, vuelve a intentar hacer contacto con alguien –“¿Hola? ¿Hay alguien por aquí? ¿Hola?”- Nadie le contesta, así que se dice a sí misma –“¿En serio lo vas a seguir intentando una y otra vez? ¿No te das cuenta que no hay nadie?”- Pero le vale y sigue –“¡¿Hola?! ¿Hay alguien por aquí? ¿Wilson? ¿Rey Mago? ¿Alpy? ¿Maul? ¿Mamá?”- Esa última mención la parte –“Mamá…”- Entristece –“Te extraño mamá… no sé porqué fui tan idiota y escapé a mitad de la noche… no sabía que esto sucedería… te extraño tanto mamá… y a Kevin ¿Quién lo defiende en la escuela si no estoy ahí yo para hacerlo? ¿Qué digo? Él no necesita de mi ayuda… es perfectamente capaz de lo que quiera… lo subestimo demasiado… ¡Demonios! ¡Hasta extraño al mantenido de Juan!”- Escurren lágrimas y su voz se entorpece pues continúa hablándose mientras llora –“No sé qué estaba pensando cuando me salí de la casa… Ella solo quería hacerme un detalle, fui tan bestia, tan engreída ¿Porqué soy así? Yo no quiero ser así… Yo no quería herir a nadie… Yo no quería terminar así…”- Mira a su alrededor, a la nada; en efecto, como siempre sigue sin haber nada –“Me he quedado literalmente atrapada en la nada”- Llora y llora con desesperación –“Te extraño tanto mamá, perdóname mamá, yo no sé porqué lo hice… Soy tan tonta… Soy una malagradecida”- Su llanto es desesperanza, es lo más bajo de ella; todo el orgullo que la emperatriz tenía se ha ido, la oscuridad la ha consumido, de la Sabina mística, legendaria y de la realeza, no queda nada, ahora ahí, en medio del escenario se halla una creatura débil y marchita, derrotada por la crueldad del abandono, un abandono que ella misma se provocó.
La luz baja, pero vuelve a crecer relativamente rápido, ahora tiende a los tonos rosas y rojos, se escuchan murmullos, se escuchan moviéndose –“Es ella, ella ha llegado”- -“Sí, yo también la siento”- -“Qué deliciosa desdicha, qué magnífica desolación”- -“Pido sus piernas, me encantan las piernas que conducen a la gente a lo más profundo de su ello”- -“Yo quiero su alma, quiero tenerla en mi boca hasta que no le quede jugo”- -“Qué delicia, cuánto sufrimiento”- -“Hacía tanto que no teníamos a alguien por aquí”- Sabine oye, pero no escucha bien; se limpia las lágrimas con su playera,  inhala fuerte y toma el sobrante de sus energía para gritar –“¿¡Hola!? ¿Hay alguien por aquí? He oído sus voces, pero no escuché qué decían ¡Salgan! ¡No estoy loca, sé que las he oído! ¡Salgan por favor!”- -“¿Escucharon eso? Ella quiere que salgamos”- -“¡Sí! ¡Ella lo quiere! ¡Qué emoción! ¡Se nos entrega voluntariamente!”- -“Ella quiere conocernos”- -“Sí, quiero conocerles, ¿quiénes son? Salgan a donde pueda verles ¿quiénes son? Salgan por favor, mi camino ha sido tan solitario”- -“¿Lo ven? Ella quiere conocernos”- -“¡Delicioso, delicioso!”- -“Sí, creo que ya las escucho, sí quiero conocerles, ¿quiénes son? ¿Cómo llegaron por aquí? Se supone que debo caminar hacia el sur ¿Voy en buen camino? ¿Hola? ¿Me escuchan?”- -“Jajaja, ella quiere vernos, ella quiere conocernos”- -“Jajaja, quiere saber cómo llegamos aquí”- -“Delicioso, delicioso”- -“Quiero poner cada una de mis patas sobre ella”- -“¿Qué? ¿De qué hablan? ¿Escuché bien?”- cuestiona Sabine empezando a creer que no fue tan buena idea buscar ayuda –“Escuchaste todo lo que tú escuchaste”- -“Delicioso”- Las voces arrastradas y tenues se muestran cada vez más evidentemente malévolas; ella replantea –“O Bueno, talvez les quitaría su valioso tiempo si les hiciera venir a conocerme, mejor sigo mi camino y ustedes siguen con el suyo”- -“Qué tontería, no sería ninguna pérdida de tiempo conocerte”- -“No existe algo mejor que hacer, no, no existe”- -“¡Qué delicia!”- -“¿Sienten su miedo? Es tan perfecto”- -“¿Saben qué, bueno, si no les quito su tiempo, ustedes a mí sí, tengo que llegar al sur y ya he pasado demasiado tiempo hablando con voces raras que ni siquiera puedo ver”- dice nerviosa la viajera, las voces le responden –“Estamos a punto de que nos veas, estamos a punto de estar por encima de ti”- -“¿Por encima de mí? ¿Están muy altos o qué? Yo ya me tengo que ir, lo siento, adiós, y disculpe las molestias”- Empieza a caminar cuidándose hacia el extremo izquierdo del escenario; las voces le interrumpen –“Oh, no, pero no es ninguna molestia, y lo sentimos nosotras, pero no puedes ir ya hacia ningún lado”- Se empiezan a escuchan ruidos de ramas rompiéndose por todo alrededor de Sabine, ya no continúa en su escape pues no sabe hacia dónde correr, no sabe si al correr a algún lado equivocado las pudiera encontrar. –“Amo esa desesperación por el desconocimiento, pero si la queremos tenemos que aparecernos ya”- -“Sí… tienes razón”- El techo comienza a iluminarse más con ese énfasis rojizo dejando ver a la viajera finalmente con quién está hablando; cuerpos delgados con ocho extremidades caminan por la parte superior del teatro, algunos toman unas telas y comienzan a descender. Sabine ve hacia ellas y asustada dice –“¡¿Qué es eso?! ¡Son… son!”- -“Arañas”- Una tras otra dejan caer telas desde la parte superior y comienzan a desplazarse hacia la viajera, en un principio no puede huir, las piernas se le han paralizado, les contempla bajando tétricamente, pero al ir la mayoría casi a la mitad, corre hacia donde iba, pero ramas vuelven a oírse crujir, más arañas entran a escena por todos los huecos que existen para entrar al escenario, incluso entre la gente de la audiencia empiezan a llegar, la rodean mientras del techo siguen bajando más y más. Una de las que está ya cerca de ella observa su miedo y felizmente le dice a otra –“¡Aracnofobia! ¡Tiene aracnofobia!”- -“Excelente, amo la aracnofobia… hace que el miedo sepa mejor, ácido, cítrico”- Saca su lengua haciéndose agua  a la boca. Todas están excitadas ante una víctima tan llena de miedo.
La última araña en descender es la araña reina, una araña mucho más grande, con seis ojos y una corona alta y delgada. Sabine ya no puede correr hacia ningún lado puesto que las arañas le rodean completamente y están a nada de estar encima de ella, incluso algunas le pican con su patas para molestarla, para alterarla más; y lo logran, ella es un mar de nervios, al borde del colapso. La Reina toca el escenario y camina hacia la viajera, las otras arañas le abren paso, llega frente a Sabine y le acaricia la mejilla mientras la ve burlonamente a los ojos –“Qué tersa, qué juvenil, estás tan aterrada que esa sutileza en tu piel será lo menos delicioso de tu cuerpo”- Le levanta un brazo con una de sus patas, la observa, acaricia su cabella y finalmente la huele. Da un profundo respiro y ríe. Alguna de las arañas dice –“¿Qué pasa su majestad?”- Presumida, la reina les dice –“No tienen idea de cómo se puede conocer a una persona por sus olores”- -“¿Qué sabes de ella, reina? ¡Dínoslo!”- -“Que la dama aquí presente tiene una historia bastante interesante, que sus sabores no vienen solo de una dirección… es más que una viajera, ha sido reina ¡emperatriz!”- Da un segundo respiro –“Ha pasado por distintos mundos, y ha provocado revoluciones”- -“¿Revoluciones? ¿Es como una guerrillera?”- -“Mejor, una liberadora”- -“¡Delicioso!”- -“Y huelo que el miedo no es el más delicioso de sus sabores… hay maldades mayores dentro de ella”- -“¡¿Cuáles, reina, cuáles?!”- -“Ira, venganza, arrogancia, malagradecimiento, codicia… ¡deslealtad!”- Todas las arañas claman excitadas, se acarician con sus ocho patas deleitadas con la idea de devorarla.
-“¿Cuál es tu nombre, emperatriz?”- Dice, calma, la reina, Sabine le dice, temblando –“Me llamo Sabine”- -“La emperatriz Sabine, qué nombre tan insignificante para una reina con tantos sabores”- -“No me haga daño por favor”- -“¿Que no te haga daño?  ¿Cómo podría no hacerlo si no dejas de exhalar sabores… Siéntelos, huélelos, vívelos… Miedo, arrogancia, enojo, ira, sufrimiento… Y no puedes dejar de sentirlos”- Las patas de la reina cada vez se ponen más encima de la viajera, las otras arañas esperan alborotadas para que la jefa empiece a repartir el banquete, y vaya banquete que será. –“No me coma, tengo que llegar al sur más profundo”- -“Y dime ¿A qué tienes que llegar allá que sea más importante que comerte”- -“No me coma, tengo que llegar allá”- -“¡¿A qué?!”- -“¡Extraño a mi mamá! ¡La he abandonado y debo reencontrarme con ella”- -“Oh, niña, he ahí la arrogancia, la prepotencia, te vengaste de algo que hizo tu madre escapándote ¡Bien por esa! ¡Eres un espécimen digno de nuestras lenguas”- La reina le lame la mejilla; las otras arañas huelen embelesadas la saliva que salpica de la lengua tras arrastrar los aromas de Sabine con ella. –“Eres nuestro alimento, y no hay nada que puedas hacer al respecto, no hay nadie a quien le interesen tus súplicas, no hay nadie que venga a ayudarte, no hay nadie que se atreva a intentar de rescatarte… Y si no, dímelo tú, ¿Qué no incluso alguien te acompañó hasta el borde seguro y no se atrevió a guiarte hasta lo más profundo del sur? Nadie tiene las agallas de afrontar nuestra hambre, de detener a nuestras hordas, somos indetenibles, somos insaciables”- Mientras la reina sigue acariciándola, las otras arañas comienzan a tratar de tocarla, todas se pelean por poner las patas sobre la presa. Ella alza la cabeza tratando de evitar que las patas le toquen la cara, la única parte de su cuerpo que casi no es invadida por las arácnidas; la reina sigue hablando, pero ella decide ignorar, sus palabras solo le llenan de terror, no cree que pueda negociar con ellas, pero tampoco cede como para dejarse comer; trata de alzar sus brazos para cubrirse pero los sientes atrapados por algunas arañas que le sostienen; se ha dado cuenta que entre más se desespere, más llore, más sufra, más las emociona –“Vamos, Sabine, no quieres morir… Algo se nos debe ocurrir para salir viva de ésta… ¿Pero qué? Son demasiadas, son despiadadas… ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer?”- -“Deja de hablar para ti misma, el miedo nunca te abandonará. Mejor ablándate, la carne sabe más deliciosa cuando la presa se rinde, cuando sus músculos ceden… Si te rindes a nuestra mayoría, no sobrevivirás, pero harás de nuestro banquete un deleite superior”- -“Vamos Sabine, ¡piensa!”- Cierra sus ojos y replantea cada momento de su viaje, debe de haber una clave de poder, una clave de respeto, algo universal que posiblemente le pueda ayudar. –“Fue el mago. El mago mandó a Wilson a guiarme, entonces talvez le conozcan, y talvez, aún si no apareciera, él podría salvarme”- Ahora exclama –“¡Ha sido el mago el que me ha mandado en este viaje!”- -“¿El mago? ¿Qué mago?”- -“¡El Rey Mago!”- -“Yo no conozco ningún Rey Mago… Descríbelo”- -“Pequeño, sombrero de pido, ropa con estrellas, porcino… le llaman el Rey Mago… él fue quien envío ayudarme y seguro es él el que me espera en el profundo sur”- -“Oh… ese rey mago… sí, sí lo conocemos… o debo decir… lo conocimos”- -“¿Qué? ¿Qué dices?”- -“Pasó ya hace tiempo, en efecto, pero no pasó de aquí, como todos los que han pasado por nuestras tierras. Nadie sobrevive, nuestro apetito es infinito”- -“¡No! ¡No puede ser! ¡No pudieron haberse comido al mago! ¡Es imposible!”- La reina sonríe con la más macabra de las sonrisas –“Pero así fue, niña, y ahora te comeremos a ti… tu tiempo se ha terminado… Si no quieres ceder, tensa será, talvez crujas más mientras te masticamos”- -“¡No! ¡No! ¡No!”- La reina ríe y todas las arañas le siguen; Sabine sigue gritando –“¡Es imposible! ¡El mago no está muerto! ¡Ustedes no tendrían el valor para comérselo! ¡Mago, Mago! ¡Ayúdame, Mago! ¡Ayúdame que sé que tú me has mandado ya a ayudar! ¡Mago! ¡Mago! ¡Mago!”- En el tercer llamado tres grandes ojos aparecen en el fondo, se abren y observan. Sabine continúa gritando sin percatarse de ellos. Una de las arañas se da cuenta, queda pasmada; toca el hombro de su compañero y el proceso dominó continúa una tras otras hasta ser la reina la que ve los ojos, y éstos voltean a verle fríamente a ella. El impacto también lo denota su rostro, que cambia de una risa malvada y burlona a un susto más consciente que el de su presa. Sabine se percata y voltea a ver qué fue lo que tanto asustó a la reina predadora. Los ojos se cierran, parece que se esconden de Sabine. La reina ve con miedo a Sabine, quien ya voltea hacia la gran araña, y los ojos vuelven a abrirse; la reina parece entender y empieza a soltar a la viajera; las otras le siguen, comienzan a caminar hacia atrás. Nuevamente Sabine voltea para ver qué les asustaba, pero los ojos vuelven a desaparecer; regresa su mirada a la reina y triunfalmente exclama –“¡Sabía que conocías al mago, y la mención de su nombre te haría entrar en razón! ¡Les haría entrar en razón!”- La reina sigue en shock, comienza a retroceder. –“¡Sí! ¡Huyan! ¡He sido elegida por el Mago! ¡Soy su elegida! ¡Fui hecha emperatriz por él y sé que su poder trasciende dimensiones!”-  Las arañas comienzan a evacuar la escena, unas salen por los lados del escenario, con la cabeza baja, otras huyen entre la audiencia, otras trepan, y finalmente queda la reina y su séquito cercano. Antes de salir, la reina le regala una última sonrisa –“Nunca debimos de habernos metido contigo, tienes razón, reina Sabine”- -“¡No! ¡No debieron! ¡Pero mejor para ustedes para que queden a salvo de mi protector, el poderoso Mago!”- -“Solo te digo, que todo lo que te he dicho ha sido verdad y eres el banquete más suculento de todos… esto lo confirma”- -“¿Qué? ¿De qué habla?”- Sonriendo, pero haciendo reverencia, la gran reina araña sale de la escena.
-“¡Wow! ¡Sí que les impacto mi necte con el mago! Honestamente pensé que estaba perdida… ¿Sí habrá sido eso? Estuvo muy raro todo… muy repentino… Estaban vueltas locas con comerme… qué idiotas, no les hubiera alcanzado para todas, eran demasiadas y yo soy demasiado pequeña… Jajaja, qué idiota yo si me preocupo por si mi cuerpo hubiera alcanzado para alimentar a todas las arañas… ¡Iugg! ¡Qué asco! ¡Tenían sus patas puestas todas en mí! ¡Wácala!”- Ahí, en medio del escenario vacío, con la neblina y la iluminación rosada, Sabine decide continuar con su jornada –“Muy bien, a seguir… no tengo la menor idea de qué tan lejos esté otra vez del profundo sur… Bueno, al menos sé que sí es el Mago el que me espera al cruzar todo este vacío”- Saca su brújula y la ve –“Siempre luce igual, si me preguntaran a mí yo diría que llevo horas que llegué a donde debía de llegar”- Pone su mano en su frente para visualizar lo que sigue. No ve nada, todo luce igual, se acerca a la orilla del escenario buscando algo diferente, pero todo luce exactamente igual. –“Me pregunto si con unos binoculares se vería algo… Por supuesto que no, no hay nada atrás, no hay nada aquí, y seguro no hay nada allá… ¿Habrá una puerta? ¿Una última puerta? ¿Qué estará haciendo mi mamá ahorita? ¡Focus Sabine, focus! Si todo sale bien volveremos a ver a mi mamá muy pronto… Nada más concéntrate, ya viste que lo que atrajo a las arañas fue el llanto y la desesperanza… si decaigo nuevamente en ellas quién sabe qué bicho igual o peor podría surgir en medio de esta nada”-
Tres círculos lumínicos azules crecen a las espaldas de Sabine, mientras se van generando cada uno va sacando fotografías de los peores momentos de la viajera; ella sigue sin percatarse, sigue pensando en las tonterías de los binoculares e ideas absurdas en lo que se decide por reanudar su viaje, está cansada, harta, por eso busca pretextos para procrastinar . En los círculos se muestran fotos de Sabine enojada, llorando, triste, creída, altanera, burlona, ególatra, emperatriz, envidiosa, pretenciosa, alzada, desesperada, desesperanzada, vencida, fúrica, berrinchuda, vengativa, rencorosa, paranoica, venenosa, cínica, apática… Ella sigue mirando a su alrededor sin percatarse hasta que finalmente se ve. Esos tres círculos salidos de la nada se presentan ante ella –“¿Qué es eso? Soy yo… ¿De dónde han salido estas imágenes? Se queda mirándoles, dejando dar vuelta a la presentación y empieza a recordar: Eso fue cuando mi mamá quería que la acompañara a casa de la abuela, pero no me interesaba ya estar con ella… olía feo y me recuerda mi propia mortalidad… Esa es de cuando creía que me quedaría atrapada aquí; Esa es de cuando mi papá nos dejó… Esa es de cuando Britany creyó que podía convencerme de ayudarla a hacer el proyecto; Esa es de cuando Germán quería invitar a su primo a la convención geek con nosotros… Esa es cuando Trooper estaba haciendo el ridículo con su estúpido musical…”- Quiere seguir el ritmo de las historias de las fotos, pero salen y salen, evidenciando toda esa fealdad que las arañas decían le hacía más apetecible –“Dios, no puedo seguir el ritmo… realmente soy horrenda… realmente no tengo la más mínima empatía aunque a veces el mundo parezca ignorar que carezco de ella…”- Aunque quería evitarlo, una lágrima le escurre por la mejilla, se da cuenta de cuánto ha dejado atrás y que talvez abandonó tantas oportunidades de ser mejor que un vacío como en el que estaba no parecía una condena injustificada –“Soy muy ingrata… Cada vez que he tenido algo le he dejado ir por posar, por aferrarme a esta figura que genero para que nadie se meta conmigo, para verme fuerte ante gente a la que realmente no le interesa verme así… Mi mamá se esforzó tanto por seguirnos manteniendo, pese a que a mi papá no le interesó… Kevin siempre sigue ahí, pese a que lo ignoro en sus babosadas de mocoso… Germán fue mi mejor amigo aún cuando cambiaba de mundos y él cambiaba de persona… tanto el Germán de afuera como el de la aldea siempre fueron mi segundo al mando, mi mejor amigo y hasta mi inspiración… Y Algercito… lo he menospreciado demasiado… ¡Y Lulú! ¡Y Britanny! ¡Trooper! ¡Juan Carlos! Siempre me esfuerzo por hacer sentir a todos unos estúpidos cuando la estúpida malagradecida soy yo… Bueno, sea cual sea el destino que me depare este vacío al menos me ha quedado claro que nunca aproveché nada de lo que tuve y que me merezco cada minuto en medio de esta nada… Honestamente creo que fue algo más y no el mago lo que ahuyentó a las arañas… Seguramente a Wilson lo mandaron por alguien más, y por la suerte que tengo ¡A parte! Fue a mí a quien brindó la guía y le regaló la brújula… Nunca aprendí la difícil ciencia de la gratitud… óyete Sabine, ya hasta filósofa pareces…”- Suspira y continúa –“Suficiente… Ya no quiero seguir viendo lo innecesaria que soy para el mundo”- Se voltea, se sienta, abraza sus piernas con todos sus brazos, y recarga la cabeza en sus rodillas, quedando volteada hacia las imágenes, las cuales, al ver que ya no les hace caso, dejan de salir; los círculos empiezan a difuminarse para finalmente desaparecer.
De reojo Sabine se da cuenta que ya no hay imágenes. –“Desaparecieron… es como si este lugar tuviera conciencia… ¿dónde está la mía?”- Pese a tratar de ser fuerte, vuelve a quebrar en llanto. Ella se muestra sola y vulnerable en el centro del escenario; los grandes ojos vuelven a surgir; le observan llorar. Ella los ve de reojo, pero cuando voltea a corroborarles, los ojos se vuelven a cerrar, cuando Sabine voltea al frente vuelven a emerger, luego ella trata de descubrirles, pero vuelven a desaparecer; es hasta la tercera vez cuando finalmente les alcanza a ver cerrándose. –“¿Qué demonios?”- Se levanta y va al fondo del escenario a observar detenidamente, camina de un lado al otro tratando de descubrir qué fue lo que vio, pero no parece haber nada; golpea la pared del fondo, pero nada pasa; luego voltea hacia el público y les pregunta –“¿Ustedes también vieron lo que yo vi o ha sido todo una ilusión? ¿Finalmente la nada me volvió loca?”- Los grandes ojos vuelven a abrirse; ésta vez, cuando Sabine voltea ya no se ocultan más –“¡Lo sabía! ¡Sabía que no estaba loca!”- Éstos la observan con detenimiento –“¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Hace cuánto que estás ahí? ¿Has sido tú quien ahuyentó a las arañas? ¿Has sido tú quien puso mis fotos en esas luces? ¿Cuál es tu nombre?”- Los ojos no dicen nada. –“¿Puedes hablar aunque sea? ¿O simplemente no quieres?”- Nada. –“¿Tú sí has oído del Rey Mago? ¿Pasó antes por aquí? ¿Sí se lo comieron las arañas?”- Nada. –“¿No vas a decir nada? ¿Te quedarás ahí, enorme, observándome solamente?”- Fracasada, derrotada, Sabine pasa su mano por la frente en señal de hartazgo –“No sirves de nada ¿verdad? ¿Eres decorativo como las medusas y las plastas de ojos? Qué realidad tan nefasta… No hay nadie y los poco que hay son un puñado de monstruos e innecesarios… Vamos, no lo tomes a mal, eres imponente y todo, pero si solo eres un monstruo mirón no me sirves de nada, ni ahora ni antes”- Los ojos siguen sin responder –“¿Me recomiendas seguir? ¿Quedarme aquí a ver si un día me muero o llega el Rey Mago por mí? ¿Dar vueltas y vueltas hasta que muera de mareo o qué?”- Ella piensa que el silencio continuará, que sus preguntas son simple retórica para evitar la idea del vacío y la soledad, pero los ojos finalmente le responden a sus cuestionamientos, un voz de serpiente responde –“Llora”- La respuesta le impacta, el tono de voz macabro y reverberante le somete instantáneamente, el sonido de una flauta armenia empieza a volver el halo solitario siniestro y avasallador; Sabine se traga su miedo, pues recuerda que las arañas responden a él, y trata de ignorar el terror por un momento, volverse tranquila y despreocupada –“Oh… muy bien, hablas ¿Puedes repetir lo que contestaste? Es que esa extraña flauta me hizo malentender tu respuesta”- Los ojos son tímidos, no saben responder con la soltura de una persona normal; Sabine cree que tiene las de ganar o que solo creyó haber oído, y sigue –“¿No habías respondido a mi pregunta? ¿La vuelvo a repetir? ¿Ojitos? ¿La repito?”- Silencio. –“¿Qué haces mirándome en medio de esta nada? ¿Qué me recomiendas hacer?”- Se escucha su respiración pero no sus palabras –“Creo que nunca me respondiste y fue más bien mi imaginación la que contestó no con palabras, sino con ideas… soy tan perdedora…”- -“Sí, lo eres”- -“¡Contestaste!”- Brinca emocionada –“Ok, ok, ok, no te quedes mudo mil años otra vez y contéstame ¿Cómo te llamas? ¿Qué eres tú?”- -“Diez mil años”- -“¿Diez mil años te quedarás callado? Vaya, ya no te tardaste tanto en contestar, pero si vas a empezar a responder pura tontería, mejor sí quédate callado, yo ahí ahorita pienso que haré de mi vida… Regresar sería una buena idea, talvez si voy ahora hacia el norte me encuentre a Wilson, y por allá sí siga la puerta, pero lo que pasa es que no supimos buscar bien”- -“Mi nombre es Diez Mil Años”- -“¡Sí razonas! ¡Sí puedes contestar con coherencia!”- Sabine se emociona y la fe incrementa –“¿Tu nombre es Diez Mil Años? ¿Porqué te llamas así? ¿Quién te puso ese nombre? ¿No crees que es el nombre más raro que hayas oído? Y no te juzgo, mi amigo Germán se puso Maul, yo soy Misifit, conocí a un amigo que se llama Alporsky, yo le digo Alpy, mi mamá se llama… ¿Estoy haciendo muchas preguntas?”- -“Misfit”- -“Sí, ese es mi apodo, significa desadaptada… Es una larga historia… que imagino tenemos tiempo de contar, pero preferiría saber cuál es tu papel en este mundo y si puedes ayudarme a salir de él ¿Sabes cómo?”- -“Las puertas”- -“¡Sí! ¡Sí me estás entendiendo! ¿Hay una puerta cerca? ¿He llegado al profundo sur?”- -“Profundo Sur”- -“Sí, necesito llegar a las puertas del profundo sur ¿Sabes dónde están? ¿Las has visto? ¿Sabes cómo salir de aquí?”- Diez Mil Años no contesta, se le queda mirando en silencio, penitente –“¿Sabes hacer algo que no sea mirar o decir oraciones cortas?”- -“Salir”- -“Sí, ayúdame a salir ¿Sabes cómo? ¿Diez Mil Años? ¿Tienes idea si esas puertas me pueden ayudar a salir?”- -“Quiero y Debo Salir”- -“¿Qué? ¿Acabas de decir que TÚ quieres salir?”- -“Quiero Salir”- -“¿Tú también estás atrapado?”- -“Ayuda”- -“Oh… yo también necesito ayuda, ¿Cómo podría ayudarte yo, si yo misma no me puedo ayudar a mí? Esperaba que tú me ayudaras a salir a mí”-  -“Tú puedes… Ayudarme”- -“¿Yo? Empiezo a sentir más lógica en tus palabras… por instantes sentí que balbuceabas palabras al azar”- -“Ayuda”- -“Ok, ok… Tú consideras que yo te puedo ayudar, te creo… podría decir que no tienes la voz más confiable que haya escuchado, pero ¿quién soy yo para juzgar? Yo tampoco tengo ni el tono ni la apariencia de alguien muy confiable, ponerme a prejuzgarte solo porque eres tres enormes ojos sería lo menos polite que haya hecho en mi vida de adulta responsable… sí, lo sé, aún no soy adulta, pero ya casi, deberían de darnos más libertades a los de mi edad ¿no lo crees así? Oh, perdón, de pronto se me va la lengua y no dejo de decir cuanta tontería me venga en mente… Dime Diez Mil Años ¿cómo crees que yo podría ayudarte?”- Los ojos la miran en silencio –“¿Diez Mil Años?”- Parpadea y ruega –“Llórame”- -“¡¿Qué?! ¿Quieres que te llore? ¿Si lloro te ayudaría?”- -“Ayúdame llorando”- -“Eres el personaje más bizarro con el que me haya topado ¿sabes? No sé cuánto conozcas del mundo allá afuera, pero las personas no podemos llorar así de la nada”- Silencio. –“¿Diez Mil Años? ¿Cómo esperabas que llorara?”- -“Antes… lloraste…”- -“Sí, apareciste mientras llorabas, pero uno no puede llorar como si nada de repente”- -“Ayúdame”- Sabine se voltea, lo medita, no se le hace un medio congruente ni para ayudarse ni para ayudarle, y si decidiese hacerlo ¿Cómo lloraría? ¿Cómo lograría sacar lágrimas sinceras cuando no las siente? –“Estuve seis meses en una clase de teatro… nunca se me dio muy bien, escribo y dibujo mejor… Además imagino que si mis lágrimas fueran actuadas de nada servirían ¿no? Bueno, eso pienso”- Los ojos se cierran y se reabren los círculos de las fotografías –“Fuiste tú entonces… Fuiste tú quien puso todas estas feas fotos esperando provocar mi llanto para ayudarte… ¿Y de qué te servirían mis lágrimas? ¿Qué harías con la sustancia de mi llanto?”- -“Llora”- -“No sabría cómo hacerlo”- 
La flauta cesa y comienza una musicalización de un oscuro piano, en el fondo del escenario, donde antes estaban los círculos y los ojos se proyectan imágenes de la mamá con los volantes. En medio de la calle, de noche, Juan Carlos, la mamá y Kevin claman –“¡Sabine! ¡Sabine! ¿Dónde estás Sabine?”- Comienza a llover; Juan Carlos se acerca a la madre y dice –“Amor, vámonos, ya es noche, mañana la seguimos buscando”- -“¡No! ¿Cómo podemos replegarnos ahora? ¿Qué no ves que tengo que encontrar a mi Sabini?”- -“Ya no importa, cielo, Sabine se ha perdido, ya no volverá, hazte a la idea”- Sabine contempla todo desde el escenario, pregunta –“¿Qué es esto?”- Diez Mil Años no contesta. La mamá sigue –“¿Cómo podría hacerme a la idea? ¿Cómo una madre puede dejar de amar a sus hijos?”- -“Hazte a la idea, si te dejó es porque nunca te amó, porque no le interesas, porque a alguien como ella, solo le interesa una persona: Ella misma”- -“¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Sabine era una hija excelente! ¡Lista, talentosa, fiel!”- -“No te engañes a ti misma, mujer, ¿porqué no entiendes que si te abandonó no es por amor a ti, no es por fidelidad a ti ¡Ella no le es fiel a nadie! ¡Piensa en tu hijo! ¡Míralo! ¡Mira a Kevin, repartiendo volantes en medio de la oscuridad, en medio de la lluvia, por una persona a la que nadie le interesa”- -“Sí le interesamos, ella sí nos ama… algo debió haberle ocurrido”- -“¿A Sabine? ¡Ja! Tú lo acabas de decir, ella es lista, astuta ¿qué le podría pasar a alguien como ella? Ya debió de haber manipulado a alguna otra familia para que la malcríe como tú lo has hecho todos estos años”- -“¡Cállate Juan Carlos! ¡Tú no sabes nada sobre ella!”- -“Parece que sé más que tú en el poco tiempo que llevo conociéndolas, eres demasiado ingenua… Ella narcisista, manipuladora, mala”- -“No, no hables así de mi niña perdida”- -“¡Quita esto Diez Mil Años! ¡Quítalo! ¡Ya no quiero mirar!”- Exclama Sabine. Kevin se acerca a la mamá y dice –“Mamá, Juan tiene razón ¿a dónde más podría haber ido Sabine? Ella sí es lista, ella debe de estarse divirtiendo con vernos aquí en la lluvia mojándonos… Vámonos a casa, mamá, tengo frío, tengo hambre, tengo sueño, por favor mamá”- -“Perdóname Kevin, perdóname”- Dice la madre agarrando las manitas de su hijo; éste le responde –“Te perdono mamá, no llores, vámonos a casa, olvidemos a Sabine”- Kevin da la media vuelta para partir, pero la madre le detiene y dice –“No Kevin, no entiendes, perdóname”- -“Ya te dije que sí, mamá, vámonos”- -“No, yo no iré a ningún lado sin Sabine”- -“¿Mamá?”- -“No, no iré… y los desprecio por solo sugerirlo”- -“¿Mamá?”- -“Cállate niño traidor y desobligado”- Juan le reclama –“Oye, él solo quiere el amor que como hijo merece”- -“¡Lárguense a dormir! ¡Salgan de mi vista! Vayan a sus cómodas camas… si Sabine no llega a su propia cama yo no dejaré de buscarla, y no descansaré hasta encontrarla”- La primer lágrima escurre por la mejilla de Sabine, a la par, dos ojos surgen de los lados de la pantalla. –“¿Cómo puedes abandonar a un hijo fiel por una ingrata en fuga?”- Dice Juan abrazando a Kevin, quien no puede creer la actitud de su madre; ella responde –“Si es necesario dejar de sentir amor por quien sea a favor de mi niña Sabine, que así sea”- La mamá comienza a llorar a mares, apenas si puede hablar –“Si he de perder mis pies de tanto caminar sin rumbo, que así sea, mi niña lo vale; si he de perder cualquier clase de sentimiento en mi búsqueda, que así sea… yo nunca dejaré de buscarla… y ya no quiero verles cerca que con esas miradas juzgantes lo único que siento es mi corazón hervir, siendo que me carcome el pecho, no sé cuánto pueda durar de pie… me tiemblan las piernas, me duele la espalda… pero no dejaré de buscarla ¡Nunca dejaré de hacerlo! ¡Nunca! ¿Me escuchan? Mientras ustedes se sentarán en la cálida sala de la casa a divertirse frente al televisor, yo buscaré… y mañana que regresen a sus rutinas de toda la vida, yo seguiré buscando ¡Nunca pararé hasta encontrarla!”- Sabine llora más, no puede tolerar ver a su mamá llorando de tal manera sabiendo que ella tuvo la culpa de todo lo que sucede en la pantalla. Mientras más llora, y más triste está, más ojos salen alrededor de la pantalla, multiplicándose más rápido que lo que Diez Mil Años hubiera imaginado. –“Debes descansar, Kevin y yo te amamos”- dice Juan resignado y derrotados, sin verdaderas palabras de respuesta, son más súplicas que argumentos, ella le responde rabiosamente –“¡No pararé hasta encontrarla!”- -“¿Y si no la encontraras?”- dice el novio a secas. Sabine cae de rodillas llorando, la madre también, la lluvia aumenta, ambas lloran con una pasión indescriptible, ambas desolaciones son terribles, son destructivas, como si su alma se les escapara a cada lágrima que dejan fluir, el dolor de sus decisiones las deshace por dentro; los ojos son incontables, la iluminación comienza a apuntar la zona alta del teatro y se ven telas llenas de ojos emergiendo. Entre los pasillos de la audiencia comienzan a llegar formas humanas cubiertas en telas con ojos, infinitos ojos; caminan lenta y fulminantemente al escenario. La madre no se sostiene para contestarle, tiembla de la idea expuesta ahí –“¿Cómo puedes decir eso?”- grita –“¡¿Cómo puedes siquiera sugerir que ya no la encontraré más?!”- Kevin se aferra al pantalón de su padrastro –“¡Vámonos a casa, mamá!”- -“¡Que no!”- -“Perdóname mamá”- dice Sabine entre dientes al ver a su mamá tirada entre charcos, destruida, despedazada. Juan le dice a Kevin –“Ya pequeño, no hay nada que hacer… vámonos, tu mamá no quiere entrar en razón… no lo hará hasta que encuentre a tu hermana”- -“¿Y si no la encontrara? ¿Si Sabine ya no apareciera nunca más?”- Juan no sabe qué contestarle al pequeño. Salen de la escena. La madre queda de rodillas llorando bajo la lluvia, abrazando lo volantes, conocedora de su fracaso, conocedora de que Sabine nunca volverá. La pantalla desaparece y donde estaba le reemplazan cientos de ojos.
Las dos formas humanoides suben al escenario y sin que Sabine se dé cuenta, ya le rodean. Ella sigue llorando, siente el peor de los arrepentimientos, el video le ha deshecho; cuando antes se burló el hecho de que algo o alguien pudiera provocarle el llanto, ahora muere en desdicha. Todos los ojos le observan, desde cada punto: Los del fondo, los humanoides, los que siguen descendiendo de las alturas, los que observan a la orilla del escenario, cada ojo presente consume su dolor, lo vive, los revitaliza, los enaltece. Ella alza la cabeza, les ve, pero no le interesan, ella no tolera sus propias decisiones. Cuando se rinde a su dolor y empieza a concebir su realidad, no teme, se siente muerta, dice –“¿Diez Mil Años, eres tú?”- -“Me ayudaste; has llorado”- -“¿Tú hiciste eso? ¿Te has burlado de todo lo que nos ha sucedido?”- -“Nada de lo que has hecho me contraproduce, tú me has restaurado”- -“Sí has sido tú de quien las arañas huyeron ¿no es así?”- -“Sí, Sabine, ellas ya me conocen… por eso han huido”- -“¿Si pudiera debería yo de huir?”- -“Sin duda, Sabine, pero has sido una facilidad absoluta… por eso has llegado a mí… con la facilidad de ningún otro antes”- -“¿Tú mandaste a Wilson??”- -“Conozco a ese que llamas Wilson, pero no, yo no lo he mandado; él ha creído que te ha hecho un bien, pero para el único para el que trabajó fue para mí”- -“¿Me comerás como las arañas planeaban hacerlo?”- -“No, comer es un acto de brutalidad innecesaria… Yo no como… ya sabes que en esta realidad comer no es necesario”- -“¿Qué harás conmigo? ¿Para qué necesitabas de mi presencia?”- -“Yo dreno las cosas… Eres tan débil que puedes brindarme llanto y sufrimiento por eras”- -“¿Piensas mantenerme viva por eras drenando mi dolor?”- -“¿De dónde crees que viene mi nombre?”- A cada frase que ambos dicen, las formas rodean y envuelven a Sabine, sus telares le cubren poco a poco tapándola con entereza de esos ojos que crean a Diez Mil Años. Ella pregunta –“¿Cómo lo harás? ¿Cómo secarás lo que queda de mí?”- -“Es un proceso largo innecesario de ser explicado, pero lo haré ¿Estás preparada?”- -“¿Si dijera lo contrario algo sería diferente?”- -“No, pero me gusta que hayas dejado de resistirte”- -“No podría hacer algo más ¿o sí?”- -“En efecto, cualquier lucha sería infructífera”- Las telas le siguen envolviendo, los Diez Mil Años le preguntan –“¿Antes de que tu conciencia deje de funcionar hay algo que te gustaría preguntarme?”- -“¿Existe el profundo sur?”- -“Estás en él”- -“Osea que sí llegué, mi camino terminaba aquí”- -“Sí, Sabine, yo era tu destino”- -“¿Me castigaron por abandonar a mi madre?”- -“No, Sabine, todo lo que te he mostrado está en ti… yo no te castigo, solo existo y espero… era el final de tu destino porque así hiciste tú tu viaje”- -“¿Nostromo me envió a ti?”- -“No, Sabine, no creo que alguien te haya señalado el camino a mí… soy bastante impopular”- -“Imagino porqué”- -“Sabine”- -“¿Sí?”- -“Casi eres mía, ¿tienes alguna otra pregunta?”- -“¿Porqué me dejas preguntarte cosas?”- -“Finalmente tú me trajiste de vuelta, si serás el agua que me dé vida ¿porqué no darte el privilegio de la solución?”- -“¿Hubiera podido salir de aquí?”- -“No, Sabine, no hay salida de este mundo… cada persona que ha entrado aquí, aquí se ha quedado… ¿estás lista?”- -“Déjame preguntar una última cosa”- -“Por supuesto, dime”- -“¿El Rey Mago estuvo aquí? ¿Existe el Rey Mago?”- Con la tela hasta la barbilla, Sabine está lista para morir, Diez Mil Años la ha absorbido por completo, la fuerza para siquiera defenderse es inexistente, ya nada queda en Sabine… fue advertida e ignoró, fue apoyada y dejó atrás, fue adorada y dimitió, fue querida y abandonó, ella está lista para dejar de existir; él empieza su respuesta final –“Sí sé quién es el Rey Mago, pero sé que no ha dejado nuestra realidad…”- El telar tapa su nariz y sus ojos, todo se ha perdido, Diez Mil Años está listo para drenarle.
Una gran luz ciega todo. Proveniente del público, un gran resplandor detiene a Diez Mil Años, la tela que cubre a Sabine rápidamente comienza a descender liberándola; ella cansada ve qué es lo que sucede y apenas logra distinguir; cae de rodillas exhausta con los ojos entrecerrados. El Rey Mago llega, con su bastón envuelto en luz. Cuando Sabine ve quién es dice taciturna –“Rey Mago”- Él le sonríe y sigue alumbrando a los Diez Mil Años, los ojos se van ocultando uno por uno; los que venían del techo se sueltan y huyen, igual los de abajo del escenario se tiran al suelo y escapan a rastras, los del fondo se difuminan en la oscuridad, y finalmente los humanoides que atrapaban a Sabine caen como trapos vacíos y se repliegan estando desde el suelo.
Casi desvanecida Sabine sonríe, sin fuerzas para seguir adelante, el Mago le toma de la mano y le levanta; ella dice –“No puedo mantenerme en pie”- -“Vamos Sabine, he llegado justo a tiempo para salvar a esa gran personita que eres”- -“Mago ¿porqué me has rescatado? ¿A poco merecía ser salvada?”- Las lágrimas brotan una vez más –“¡He abandonado a mi mamá! ¡He priorizado mis caprichos y mis estupideces antes que su bienestar! ¡Le he visto caer, Mago! ¡He visto a mi mamá hecha pedazos por mi culpa! ¡La han abandonado por su amor a mí! ¡No debiste rescatarme, debiste dejar que me drenaran!”- -“Sabine, anímate; ¡vamos Sabine! ¿Porqué dices esas cosas?”- -“¿Qué no has escuchado? Yo misma he sido quien ha provocado todo lo malo que me ha sucedido”- -“Sabine, todos hacemos cosas de las que nos arrepentimos… No puedes vivir castigándote de tus decisiones, solo enmiéndalas”- -“¿Qué no lo ves? Lo que yo he hecho es irreparable”- -“¿Lo crees?”- -“Lo sé, lo he aprendido de la peor de las maneras… He visto a mi mamá llorar… Nadie debería de ver, y menos provocar, lo que yo he provocado”- -“Los Diez Mil Años, como las arañas son seres malignos y manipuladores, no creas nada de lo que ellos te dicen”- -“Las arañas me dijeron que te comieron”- -“¿Ya ves? Y yo estoy aquí, frente a ti, vivo, rescatándote”- -“¿Porqué todos dicen que nadie ha salido de esta realidad?”- -“Yo hubiera podido, Sabine, pero me di cuenta que mi papel aquí todavía estaba lejos de suceder”- -“¿Cuál era tu papel?”- -“Rescatarte”- -“¿Esperaste todos estos años por mí?”- -“¿Qué mayor honor tendría que vivir esto? Tú nos creaste”- - “¿Porqué todos continúan diciendo eso?”- -“Porque tú lo hiciste, Sabine”- -“¿Los crearé en el futuro o algo así raro como todo lo que pasa por aquí?”- -“No Sabine, tú siempre has sido nuestro pasado, no puede haber génesis en otro punto que no sea el comienzo”- -“Yo no recuerdo haber creado nada… bueno, talvez todo este caos que tan a la deriva me ha dejado”- -“Sabine, tú eres nuestro motivo, nuestra causa y nuestra justificación, sin ti, ninguno de nosotros tendría una razón de ser ¿cómo crees que logré encontrarte en medio de tanta nada, después de tanto tiempo?”- Del fondo de la audiencia entran la madre, con su bolsa con los volantes, y los dos puerquitos en posturas triunfantes, Germán y Algercito; ella llega llorando de felicidad, ellos emocionados, vueltos locos; le ganan a las carreras y llegan directo a abrazar a Sabine –“¡Sabine!”-  Gritan jubilosos, ella se alegra de sobremanera. Luego viene la madre, que caminando más lento se queda pasmada viendo a su hija, después de todo este tiempo; Germán y Algercito sueltan a su amiga, y ella camina hacia su madre y la abraza con tal emotividad que Algercito dice –“Creo que me van a dar ganas de llorar a mí”- Las dos lloran sin palabras por unos momentos; la emoción se calma un poco y Sabine le dice –“Mamá, perdóname por escaparme, perdóname por ser una impertinente, yo sé que no querías humillarme, no sé porqué sobreactué de esa manera… no sabes cuánto te extrañé, cuán arrepentida me sentí cuando pensé que nunca te volvería a ver, me di cuenta de cuánto me haces falta, cuánto te quiero”- -“Perdóname tú, Sabine, actué sin pensarlo cada vez que tomo una decisión… perdóname por no ser la madre que tú mereces”- Sabine llora con mayor intensidad –“No mamá, no me pidas perdón de nada… no creas que no sé que te has enfrentado al mundo y  a sus deficiencias de cuanta manera has podido por nosotros… no ha sido tu culpa tu separación, ni tu carácter, ni que yo me haya escapado o enojado… talvez Juan Carlos sí es tu culpa…”- La madre alza una ceja y ríen ambas.
Sabine voltea apresurada a ver al mago y le dice –“¿Tú los has traído? ¿Tú mandaste a Wilson?”- -“No, Sabine, lo único que yo he hecho es esperar para atacar a la creatura que intentaría devorarte y ya”- dice pasivamente el mago, ella se agita y les cuestiona –“¿Entonces cómo entraron aquí?”- La madre sonríe y voltea a ver a los puerquitos –“Fueron ellos, tus amigos, ellos fueron a buscarme para traerme aquí”- Los dos se sonrojan –“¿Pero cómo? ¿Qué no ningún aldeano podía abrir ninguna de las segundas puertas?”- Cuestiona Sabine, y Germán le explica –“La primera puerta nos la dejó abierta el mago, hace mucho tiempo, ésta nos llevó al mundo de tu madre”- -“¿Y la segunda?”- -“Tu madre sí podía abrir las segundas puertas… Ya aquí el mago nos dirigió a donde te encontrabas”- -“Y casi no llegamos a tiempo para rescatarte”- Añade Algercito. Sabine dice –“¿A la segunda puerta tú los llevaste, Nostromo?”- -“¿Cómo sabías que estaba aquí?”- Sale Nostromo de las sombras, Sabine le responde –“Creo que siempre estás ahí… estoy casi segura que incluso en mis momentos de pesar ahí estabas observando, y estoy casi segura que no haces nada nunca, porque dejas que las cosas sucedan de la manera en la que deben de pasar… por eso me advertiste que no entrara a la segunda puerta, sabiendo que sí lo haría, estoy segura que una vez que entré empezaste a guiar a Maul y a Alpy para que encontraran a mi madre y llegaran a salvarme justo en este momento… Y estoy segura que no me indujiste a la primera puerta antes porque mi rebeldía debía de ser respondida con esta clase de moraleja… y estoy segura que sabes más de lo que nos cuentas”- Nostromo sonríe y le dice –“Yo siempre he estado seguro de tu inteligencia y tu valor, Sabine; y no de la manera lambiscona como la que los aldeanos sienten”- -“¡Oye!”- Exclama Algercito, pero Germán le detiene por el hombro.
-“Bueno, ¿y ahora?”- pregunta Sabine; Nostromo le responde –“Creo que todos han completado sus respectivos viajes… Hora de partir”- Una nueva puerta aparece al fondo del escenario, se abre sola. –“¿Todos iremos al mismo lugar?”- pregunta Sabine, pero el vagabundo le responde –“No, Sabine, cada uno volverá a su realidad”- -“Pero solo hay una puerta”- -“Son mágicas, las reglas de la obviedad no aplican tanto en ellas”- -“¿Entonces mi mamá y yo nos iremos a casa, Maul y Alpy a la aldea, ¿y el mago?”- El Mago sonríe y dice –“¿En verdad no me recuerdas Sabine? Para decir que eres una muchacha muy lista, eres bastante despistada y olvidadiza”- -“No entiendo mago, eso y lo de Wilson es lo que no me llega a quedar claro”- -“Oh, Sabine, pese a que creas que ya eres grande y sabia, sigues siendo la misma que niña que hace tantos años me dibujó”- -“¿Qué? ¿Dijiste “dibujó”?”- -“Así es, Sabine, tú me creaste en un dibujo, mira… “- El mago se acerca a la madre y dice –“Señora, ¿me podría prestar sus volantes?”- -“¿Los volantes? ¿Para qué los volantes?”- Dice extrañada la mamá, pero recuerda que entre los volantes traía dibujos de cuando Sabine era más pequeña –“¡Oh, es verdad, yo también estaba muy distraída para notarlo, siempre estuviste ahí!”- La madre busca presurosa en su bolso y saca el dibujo; realizado con lápices de colores, el dibujo tenía al rey mago apuntando su varita al aire, con los aldeanos rodeándole y vitoreándole; entre ellos están los animales de la aldea, los honguitos, los mastines y las garzas; en el cielo se ve Zamora también, sonriendo, libre. Sabine toma el dibujo y se sorprende, clama –“¡Sí los creé yo! ¡Ya lo recuerdo! ¡Hace años que no veía este dibujo!”- Voltea a ver a la madre, anonadada y le pregunta –“¿Y porqué traías este dibujo específicamente, mamá?”- -“Agarré algunos de mi cajón, no los seleccioné… los traía conmigo porque me daban fuerza para seguirte buscando”- -“¡¿Pero éste específicamente?!”- Nostromo se entromete al decir –“Recuerda que no hay casualidades, Sabine, solo destino”- Ella le sonríe al mago como el reencuentro de viejos amigos, el mago le responde con la misma calidez en su sonrisa. Nostromo dice –“Pero vámonos que ya no queda tiempo en esta tierra”- Sabine menciona –“¿Puedo hacer un par de preguntas más?”- Nostromo asiente y dice –“Está bien, pero breves”- -“Si el mago siempre fue una creación mía ¿eso significa…?”- -“Así es Sabine, mi parte del juego ha terminado, yo volveré contigo y tu mamá, volveré a tu realidad, y volveré a ser un dibujo…”- dice el Mago, y Germán y Algercito se sorprenden con la historia de su generación; Nostromo dice entonces –“¿Y la segunda pregunta?”- -“¿Quién mandó a Wilson?”- Nostromo sonríe y tiernamente sonríe –“La única persona que no está aquí y estaba tan preocupado por ti como tu madre misma”- -“¿El Alcalde?”- Ríen Germán y Algercito por el sarcasmo –“¿Papá?”- La madre alza una ceja y con voz baja dice –“Tu papá ni siquiera se enteró que te perdiste, hace meses que no me habla”- -“¿Kevin?”- Nostromo asiente y la mamá se altera cuestionando –“¡¿Kevin?! ¡¿Kevin está metido en todo esto?!”- -“¿Qué no estuvo a la par de usted en cada búsqueda?”- dice Nostromo y la madre responde –“Pero para cuando conocí a Maul y a Alpy, Juan se había llevado a Kevin a dormir, ambos estaban muy cansados…”- -“Y aún así, me mandó con usted, señora”- surge Wilson de las sombras al más puro estilo Nostromo; Sabine se emociona y corre a abrazarlo también. La madre le ve extrañada y dice –“Imagino que tú eres Wilson”- Wilson extiende la mano y dice –“Sí, señora, yo lo soy”- -“¿Y tú ayudaste a Sabine a llegar aquí?”- -“Sí señora”- -“¿Y qué tiene que ver Kevin con todo esto?”- -“Su bolso señora, ahí voy yo”- -“¿Eh?”- -“Busque en él”-  La madre mete la mano, y hace cara de asombro –“¡El muñeco de Kevin!”- Saca al viejo muñeco de trapo de Kevin, percatándose que era Wilson, y recordando que el mismo Kevin le había dicho que le había pedido ayuda a su muñeco… por eso se lo había dado. Todos se sorprenden y cohíben al ahora revelado mono de trapo. –“¡Osea que fue mi hermanito el que sin saberlo te mandó a ayudarme!”- -“Así es, Sabine, él te extraña mucho, mucho”- -“Pues más razones para partir ahora”- Insiste Nostromo. Sabine le reafirma –“Sí, Nostromo, es hora”- -“Ok, así es como se irán”- dice Nostromo –“Primero partirán el mago y Wilson”- Ambos asienten. –“Después Sabine y su madre”- ambas asienten. –“Y finalmente yo y los puerquitos… yo los guiaré hasta la aldea”- Algercito pregunta –“¿Y porqué en ese orden específico?”- -“Son puertas mágicas, pero hasta en la magia existen ciertas reglas… si entráramos sin orden alguno los caminos se confundirían en cuanto a destino, y sería bastante enredado que cada uno de nosotros llegue a donde debe”- Los puerquitos asienten también.
-“Pues nosotros nos vamos… ha sido un placer ayudarles en esto… mi vida valió la pena… Hasta pronto Sabine y compañía”- dice satisfecho el mago; Wilson dice –“Adiós a todos” Se voltean a ver, se sonríen, asientan  y entran; desaparecen al cruzar la puerta. Sabine  va con los puerquitos y les dice –“Muchas gracias por todo amigos, han hecho de mi aventura la más grandiosa de todas; los quiero mucho y pensaré en ustedes todos los días a partir de ahora”- -“Gracias a ti, Misfit, sin ti no solo no hubiéramos existido, sin tu llegada nuestras vidas no hubieran tenido el sentido que ahora tienen”- dice grato Algercito; luego va con Maul, se sonríen sin palabras y finalmente le dice –“Y tú nunca quitaste el dedo del renglón ¿no es así, Maul?”- -“Disculpe emperatriz, pero no entremos en sentimentalismos”- Ella le sonríe y tras el emotivo motivo los abraza con una fuerza entrañable. Tras esto ve a Nostromo y pregunta –“Supongo que de ti no debería despedirme porque nos volveremos a ver ¿no?”- -“Eres sabia para tu edad, Sabine”- responde el viejo, y cierra con un –“Que tengan el mejor de los viajes”- La mamá sigue moviendo la mano despidiéndose, pero para cuando Sabine se para a su lado, toma su mano y dice –“Estoy lista, mamá… Vamos a casa”- -“Vamos a casa, Sabini”- Le da un breve abrazo, le besa la frente, voltea a ver a sus amigos, pasan por el portal, desapareciendo también.
Los dos puerquitos y Nostromo quedan solos en el escenario mientras el telón desciende lentamente; Nostromo les dice –“Pues es nuestro turno, muchachos”- -“Vamos”- dice, firme, Germán y los tres entran. Se cierra totalmente el telón.




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